El lunes, pasadas las 18 hs. fue inaugurada formalmente la fábrica de pastas que Grupo Los Grobo levantó en la localidad de Chivilcoy frente al Molino Cánepa de su propiedad. Se trata de un establecimiento modelo de alta tecnología, considerado entre las cuatro o cinco más importantes del país, la que en plena producción alcanzará las 27.500 toneladas anuales de pasta larga y corta con las que podría satisfacerse más del 10% de la demanda interna, aunque se estima que gran parte de su producción será exportada a Brasil. Comercializará con marca propia, Pastasole, y también será proveedora de otras marcas de pasta seca. La inversión asciende a los 20 millones de dólares.
Los Grobo se encuentra entre los cinco grupos molineros más importantes de la Argentina, y su producción es destinada al mercado interno y a la exportación, principalmente al mercado brasileño. «Nuestra compañía se encuentra desarrollando, hace más de una década, negocios de integración en la cadena de trigo, entre uno de los tradicionales exportadores como Argentina y uno de los dos más importantes importadores: Brasil», afirma Gustavo Grobocopatel, presidente de Grupo Los Grobo.
LOS ACTOS
Con la presencia de funcionarios nacionales, provinciales y municipales, e importantes personalidades del mundo empresarial, como así también directivos y accionistas de Grupo Los Grobo e invitados especiales, se dio comienzo al acto protocolar de inauguración de la planta. Se procedió primeramente a descubrir una placa en una de las dependencias de la planta, tarea que estuvo a cargo del presidente de Los Grobo Ing. Gustavo Grobocopatel y del Intendente Municipal de Chivilcoy Profesor Anibal Pitelli. Acto seguido se realizó el tradicional corte de cintas, a cargo de quienes fueran esposa e hijos de Juan Carlos Goyeneche, cuyo nombre lleva la planta, el Lic. Sergio Woyechszen, Subsecretario de Industria, Comercio y Minería del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Prov. de Buenos Aires, y el presidente de Grupo Los Grobo, Gustavo Grobocopatel, entre otros.
Luego hizo uso de la palabra el Ing. Gustavo Grobocopatel, quien comenzó diciendo: «En estos momentos especiales de celebración, quiero comenzar agradeciendo: a quien tuvo la idea: mi amigo, socio, cuñado, nuestro compañero de trabajo, Juan Goyeneche. A quienes trabajaron y trabajarán en este proyecto: Elena Morena y el equipo de Molino Cánepa. A quienes pusieron el dinero: los accionistas y al Banco Ciudad. A quienes serán sus clientes y sus proveedores: los productores de trigo de la región y las principales distribuidoras del país de la región.
En Los Grobo queremos -y sabemos que podemos-, tener a la inmensa Pampa con industrias de este tipo creciendo como a un ritmo vertiginoso. Queremos que el interior, lo rural, sea el lugar para vivir, para trabajar y formar familias, para millones de argentinos.
Por estos ideales venimos luchando desde hace muchos años; nos percibimos como parte de esta gesta de progreso inclusivo, y nuestras acciones hablan por nosotros».
Tras resaltar el simbolismo que significa Chivilcoy para Gustavo y su familia, y la visión de Domingo Faustino Sarmiento en 1863, en su visita a Chivilcoy un día antes de asumir como Presidente de la Nación, oportunidad en que pronunció un célebre discurso, Grobocopatel finalizó diciendo: «Sí, señores: esta fábrica es una muestra pequeña, un puñado de arena. Pero en nuestra visión, en nuestros sueños, los de Juan Goyeneche, los de Sarmiento, los de cada uno de los que hacemos Los Grobo, pensamos en las montañas de arena».
Seguidamente subió al estrado Matilde Grobocopatel, quien fuera esposa de Juan Carlos Goyeneneche, quien con la voz entrecortada por la angustia y con lágrimas en sus ojos, dijo lo siguiente:
«Tantas veces hemos escuchado hablar de estas piezas de las máquinas, de la empaquetadora y de tal o cual marca…
Tantas veces hemos escuchado hablar de las famosas pastas italianas, del fideo corto y del largo…
Hemos viajado a Italia, recorrido fábricas con Antonio, Elena, Marce y algunos de nosotros…
Lo hemos escuchado apasionarse al pensar y trabajar en este proyecto.
Lo hemos visto agitar su pierna, caminar de acá para allá, hablar por teléfono. Su espíritu de venta y su gran capacidad de negociación hicieron que venda casi todo antes de comenzar, sumada a la confianza que impartía en cada gesto, en cada palabra y en cada sonrisa.
No esperábamos este viaje, y al principio pensamos que era uno más…
Queremos hablar en positivo y mirar para adelante, focalizarnos en lo que tenemos y en lo que nos falta…
Esta fábrica de pastas era un sueño para Juan, un sueño que gracias a que pudo compartirlo y armar equipos con muchos de los que están acá «hoy es una realidad».
Sabemos que desde algún lugar él la estará sintiendo…
Su impronta al igual que su nombre perdurarán… así como Juan permanecerá en este aire que envuelve a la fábrica, en los corazones de sus hijos, esposa, familiares, amigos, empleados y de todos los que estamos hoy.
«Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine» (George Lucas).
Los invitamos a…’
Soñar, hacer, dar y compartir… Vemos como este sueño de Juan se concreta a pesar de su ausencia».
POR LA LLUVIA, EL VIENTO Y EL GRANIZO EL HELICOPTERO PRESIDENCIAL TUVO QUE RETORNAR A LA ROSADA.
Casi corriendo llegó el intendente de Chivilcoy Prof. Anibal Pittelli a dar su discurso. Es que segundos antes lo habían llamado de presidencia. Cristina Fernández quería disculparse porque problemas surgidos a raíz del temporal que azotó la Capital, hicieron que cancele el viaje a Olivos en pleno vuelo del helicóptero presidencial, para retornar a la Casa Rosada. Eso le impidió establecer la videoconferencia programada. También Gustavo Grobocopatel recibió telefónicamente las disculpas de la presidenta.
Pitelli con precisas palabras relató su relación con Goyeneche, historió el nacimiento de la idea, habló de su concreción, y de la huella indeleble que dejará Juan en tan importante realización. Agradeció a Los Grobo y tuvo su minuto de dirigente político cuando habló del modelo de crecimiento del gobierno de Cristina Kirchner.
Acto seguido se invitó a los presentes a recorrer la monumental planta, y luego en una carpa a tales fines, a degustar excelentes bocaditos y por supuesto las ricas pastas, todo regado con buenos vinos, champagne y dulces. Afuera salía tímidamente el sol, luego de un temible temporal.