Fue ventilado en radios locales un conflicto entre los ambulancieros que cubrieron la Huella de Fortines y la señora Olga Arista de la organización. Los choferes se quejaron de malos tratos y de que no les dieron comida, intercediendo incluso en la polémica el Director del Hospital en defensa de los choferes que se quejaban.
Lo cierto es que en la charla radial quedó muy en claro la disconformidad del personal municipal afectado a las ambulancias, lo que habilita a los organizadores de la Huella o de otros tantos eventos en los que es requerido el servicio de ambulancias, a que dejen bien en claro cuales son las responsabilidades de los organizadores en cuanto a la atención de los choferes, máxime cuando estos deban permanecer en el servicio en horas del almuerzo y la cena.
En la polémica radial suscitada nos encontramos conque los protagonistas terminan cuestionando un chorizo más o un chorizo menos, si eran para los chicos o para los grandes, desnudando miserias cotidianas que dañan la intención, el esfuerzo y el resultado de realizaciones que como la Huella de Fortines son un clásico casarense, relevante a nivel provincial.
En la interpretación cabal de las tradiciones criollas, debemos convenir que un plato de comida no se le niega a nadie, pero eso sí, en honor a las buenas relaciones que deben primar entre las instituciones y el servicio de salud municipal, todo debe ser convenido de antemano.
