Hay que bancarse pasar días y noches sin energía eléctrica, iluminándose con velas, linternas o faroles, ver como se echan a perder los alimentos, sin poder tener acceso a la televisión, desconectados del mundo por falta de internet, y quejarse «amablemente» cuando se concurre a una oficina de la empresa proveedora de energía.
Es así que según nos relata alguien allegado a la oficina local de la empresa EDEN, que la gente va a quejarse, se pone loca y agresiva, y por poco boxea a los pobres empleados que no saben como explicar las falencias de la empresa. Son gente de las localidades del campo, y también de la ciudad, cansados del destrato de la empresa y las calamidades de un servicio que prestan mal y cobran bien.
De todas maneras de nada sirve agredir o culpar al personal administrativo, que ni siquiera sabe que decir cuando en realidad frente a ellos tienen a alguien con toda la razón.
El derecho de los usuarios no se contempla, las explicaciones parecen una burla: «cortaremos la energía para brindar un mejor servicio», anuncian con desparpajo y las quejas caen en saco roto porque el servicio es monopólico, no tienen competencia, y lo peor, tampoco tienen respecto por los usuarios.
La solución pasa por agruparse, movilizar a las instituciones, lograr que las autoridades se pongan a la cabeza de los reclamos, y exigir eficiencia. La justicia debe ser también el camino, el derecho de los consumidores debe ser respetado y las empresas sancionadas si no cumplen por lo que cobran.
Nos decía un poblador de Bellocq, que bien podría ser de Cadret o de cualquiera de las localidades del sur de nuestro partido, que ya no saben que hacer, ni ante quien protestar. Que se sienten ciudadanos de cuarta, condenados a vivir como en época de las cavernas. «Como no vamos a gritar, enojarnos y hasta insultar, si nos someten a la humillación de rogar para tener unas horas de luz, porque lo que estamos viviendo, no es vida», nos decía uno de ellos.
ABSA nos vende arsénico, EDEN, la oscuridad, en las facturas del gas nos humillan con tinta roja, explicándonos que pagamos poco porque a manera de limosna nos otorgan un subsidio. Con el servicio telefónico pareciera no haber demasiados problemas, salvo, claro está, cuando llamamos a EDEN por los cortes de luz, y nos contesta una máquina insensible a la que odiamos con toda el alma.
¿Habrá alguna manera de poder hacer valer nuestros derechos?.