Dentro de la ley todo

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Ha trascendido, y en rigor nos han comentado en medios relacionados a comerciantes del ambiente nocturno, que circularía una propuesta del Jefe de Inspectores de la comuna referida a la posibilidad de que los menores puedan concurrir a los locales bailables, con expresa autorización de sus padres.

Por sobre las buenas intenciones del funcionario aludido, entendemos que apartarse de la ley con propuestas, que seguramente intentan conciliar el interés de las partes, es crear un grave precedente que daría pie a cualquier desviación de la ley en el futuro.

Precisamente el problema no reside en la autorización que puedan otorgar los padres, que de por sí ha sido implícita, ya que los menores concurrían a los locales bailables sin inconvenientes, sino asumir el estado la facultad de preservarlos precisamente de los distintos males y problemas de la nocturnidad, tales como el alcohol, las drogas, las compañías no deseadas, que una autorización de los padres no podrá evitar. Un padre puede autorizar la permanencia de su hijo en un local nocturno, pero ignora que hace, con quien está, si toma, si se droga, en fin, la autorización solo puede servirle al dueño del local, pero el espíritu de la ley no es precisamente ese, sino el de resguardar a los menores, por entender que aún no están en condiciones de afrontar los riesgos de la noche.

Los funcionarios, sean policiales o municipales deben hacer cumplir la ley. No son ellos los que deben proponer soluciones, y menos aún cuando estas infringen el espíritu de la ley que ellos mismos están obligados a hacerla cumplir.

La problemática de los menores, el alcohol y la nocturnidad, lejos de encauzarse hacia una solución, se potencia de distintas maneras, y surgen «alternativas» tendientes a vulnerar las normas legales dispuestas, proliferando fiestas privadas, reuniones en casas de familia en las que corre el alcohol a raudales, y las famosas «previas» que ahora se prolongan ante la prohibición del ingreso de menores a locales nocturnos donde se expende alcohol.

No es fácil por lo tanto lograr el fiel cumplimiento de una ley, cuando los actores no tienen el ánimo ni la predisposición para hacerlo.

Hemos dicho hasta el hartazgo que el papel de los padres es fundamental en la solución del problema. Pero no un papel escrito en el cual se da un salvoconducto a ciegas para que sus hijos puedan circular en la noche libremente.

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