Se acuerdan de Robert Maceira?, como no se van a acordar… De chico fue un diablito, de adolescente un vagoneta de aquellos, amante de los fierros, loco por las motos, generoso, con miles de amigos y anécdotas increíbles. Hizo suyo el sueño de correr en motos, y nada menos que en una categoría en la que hay que ponerlo todo, y más también, el Speedway, llegando a competir nada menos que en el circuito de Bahía Blanca donde tuvo un excelente desempeño.
Pero los años pasan, hoy Robert está en los ´40, y de aquellos delirios intrépidos de codearse con el riesgo, el rubio casarense se ha asentado, ¡y como!. Hoy es un hombre hecho y derecho, con esposa, dos hijos hermosos, una empresa en la costa y un montón de proyectos.
Pero lo que nos llama la atención es que el nombre de Robert aparece…sí, aunque no puedan creerlo, como dirigente en la Asociación Montehermoseña de Tenis de Mesa. ¡Ahora Robert juega al ping-pong!, y pensar que hacía rugir su moto a fondo en competencias espeluznantes de velocidad y arrojo. Al ping-pong… derrochando adrenalina, desafiando al peligro, jugándose la vida…y sin casco…
Las vueltas de la vida… Y está bien que sea así, hay un tiempo para cada cosa, y es triste ver cuando alguien no lo percibe e insiste en seguir haciendo lo que hacía en sus años de adolescente, sin compromisos ni ataduras, gozando de ese tiempo maravilloso que no vuelve más. Luego vienen las responsabilidades, la familia, los hijos, y … el ping-pong. Cero riesgo, pero una excelente manera de estar en forma, siempre lleno de amigos, aunque acelerando poco.