Decir que la movida nocturna los fines de semana bajó un 50% es tal vez poco, para unos la caída es mayor, y todo se lo atribuyen al celo puesto en los controles de tránsito y especialmente de alcoholemia, un verdadero «cuco» para los conductores que han hecho alguna previa, vuelven de cenar o salen de los boliches. Lo cierto es que los propietarios de los locales nocturnos están muy nerviosos, al punto de haber mantenido algunos de ellos fuertes discusiones con el jefe de inspectores de la comuna Edgardo «Gareca» Vivono, a quien incluso han declarado persona no grata en un concurrido local bailable.
De vender 800, 1000 o más entradas ahora deben conformarse con 300 y la ausencia de menores que baja la diversión a niveles de velorio. En algunos locales los veteranos y las veteranas son mayoría, la ausencia de menores desmotiva a los más jóvenes, de 18 a 25 años, por lo que desisten de salir y la noche se plancha aún más.
A nivel de las autoridades piensan seguir con los controles nocturnos y si bien detectar 6 conductores excedidos de alcohol no es una cifra demasiado alta, el hecho de que dichos controles sean selectivos habla de un promedio mucho mayor. La solución, o mejor dicho una forma de conformar a las partes no es fácil, por lo que el clima que se observa no tiene posibilidades de mejorar si los controles continúan.