Unos se desesperan por el agua que todo lo invade, y otros aprovechan la correntada del canal Mercante para pescar plácidamente.
Podía haber sido una postal de la contradicción.
Un grupo de pescadores en la plácida espera de cobrar unos buenos pejerreyes en el correntoso Canal Mercante, eran la imagen opuesta que ofrecían los pobladores y productores de la zona sur de nuestro partido, padeciendo la desolación y destrucción que las inundaciones han causado en los campos.
«Así es la vida» podría pontificar algún memorioso y añejo vecino usando el título de una famosa película dirigida por Enrique Carreras y protagonizada por Luis Sandrini, Ángel Magaña y Susana Campos.
Y así es la vida, poblada de claroscuros que forman parte de la existencia misma del hombre.
Aquel que llora de dolor ante la muerte de un ser querido, y aquel que llora de alegría al recibir un órgano que le permitirá seguir viviendo.
Paraíso de pescadores fueron las tantas lagunas que circundaban nuestra región.
Agudo drama de los dueños de esos campos, que veían solo agua donde antes había sembrados o buenas pasturas, donde crecía la esperanza y florecía la ilusión.
Esa imagen de los vecinos pescando resume también la realidad, por cruda que sea.
Una realidad que no debe estar librada a la resignación. Contra la que se debe luchar con ahínco, volcando todas las energías y echando mano a todas las posibilidades.
Pidiendo toda la ayuda necesaria, porque el problema no es solo local, es nacional.
Como decíamos al comienzo, la gente pescando en el Canal Mercante, es tan solo una postal de la contradicción.
Lo nuestro es lo otro. La riqueza de Carlos Casares viene de la tierra. El exceso de agua, por más que haya buena pesca, trae miseria, angustia y desconsuelo.