JORGE GUSTAVO AGUIRRE

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Quien va sembrando recuerdos

en el jardín de la vida,

va asegurando en el tiempo

sobrevivir a su partida…

Jorge Gustavo Aguirre fue en un momento importante de su vida, empleado de jerarquía y referencia de una de las empresas más destacadas, reconocidas y emblemáticas de nuestro medio: Casa Llorente de Carlos Casares. Su padre, que también ocupó puestos de importancia en la misma empresa, fue su verdadero referente.

Muchos años de su existencia dedicados a esa actividad le fueron haciendo ganar un lugar de preferencia en la misma y el reconocimiento de la sociedad por sus magníficas prendas morales.

Casado, padre de tres hijos, con destacada participación social en el ámbito de una ciudad que lo vio crecer y realizarse, Jorge Aguirre fue transcurriendo su existencia con los vaivenes propios de la misma, con alegrías y tristezas, y dentro de un marco familiar y de amigos que lo fueron enriqueciendo por dentro. Un día la empresa a la que dedicara sus esfuerzos laborales cerró sus puertas, pero su fuerza interior lo ayudó a capear ese temporal. Otro  día, la jubilación acercó el bálsamo económico y su vida siguió su curso, junto a sus seres queridos y su entorno de amigos.

Pero hubo un momento en que su físico, con sus dolencias, pasó a ocupar en primer plano. En una silenciosa pero firme lucha contra esos males físicos, el  tramo final de su recorrido por el sendero de la vida lo vio consumir los espacios de tiempo que lo iban arrimando, inexorablemente, hasta el punto final de la existencia.

En las primeras horas del 1 de julio de 2012, llegó ese instante de la partida terrenal, y Jorge Gustavo Aguirre, con 80 años transcurridos por este llamado “valle de lágrimas” emprendió su camino hacia la inmortalidad, que justifica sus acciones realizadas  en su paso  por la vida.

El dolor que provocara su partida se vieron reflejados en el acto de su velatorio  y en la inhumación de sus restos mortales en el Cementerio Municipal a las 17,15 hs. del mismo 1 de julio, previo responso religioso rezado en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Carmen.

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