MEJORA CASARES

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La crítica es un análisis, una evaluación, examen o juicio, las hay negativas (las más frecuentes) y también positivas, aquellas que van dirigidas al bien común, analizando aquello que está bien, y que por lo tanto debe ser destacado. Y si bien es cierto que la crítica negativa, aquella que se usa para censurar, culpar o señalar a veces conductas o acciones, es la más común, es bueno usar la crítica positiva para alentar a quienes están haciendo las cosas bien, para motivarlos a continuar por ese camino.

Criticamos hoy, positivamente, a la inquietud municipal por hacer de nuestra ciudad un lugar más ordenado, limpio y prolijo, observándose una mayor demarcación y señalización, limpieza de veredas, pastizales, arreglo de plazas, recambio de luminarias y un sinfín de pequeñas cosas que sufrían un descuido endémico, brindando un lamentable espectáculo desde lo estético, que movían al remanido comentario que a Casares se la veía fea y sucia.

Recién se están notando los cambios, falta mucho aún para llegar al ideal o al menos para evitar las odiosas comparaciones con otros pueblos vecinos.

Otro tema que merece una crítica constructiva o positiva si quisiéramos llamarla así, tiene que ver con el Hospital Municipal. Nos llegan a diario numerosas expresiones de asombro por lo bien que está, tanto en cuanto a su pulcritud (el sector C se lleva los mayores elogios), como a la atención de enfermeras y mucamas, al punto de que muchos consideran ese servicio como impecable. Algo que hacía mucho no oíamos, máxime que siempre hemos sido receptores de las quejas del vecindario, y el tema salud siempre ocupó un rol importante.

Debemos dejar aclarado que la referencia tiene que ver concretamente con el tema limpieza y atención del personal de enfermería y mucamas. En otro momento nos referiremos a su equipamiento y a proyectos interesantes en materia de salud, que los hay y muy buenos. En lo que no podemos incursionar es en el tema de los profesionales de la medicina, por cuanto el análisis de su desempeño no puede ni debe ser evaluado por legos. Sí podríamos hacernos eco de actitudes personales en cuanto a trato, dedicación o comportamientos, pero de ninguna manera hacer evaluaciones de tipo profesional.

Si bien la «hotelería» de un hospital no es lo fundamental, un enfermo bien atendido, en un lugar agradable y limpio, alimentado con buena comida y en un lecho de sábanas limpias y sanas, aprecia todo eso y se siente mucho mejor. Obviamente su salud dependerá de la excelencia médica, pero eso -lo repetimos- es un terreno que en esta nota no deseamos abordar.

En suma, esta vez  la crítica ha sido positiva. Entre tantas que hemos hecho, las que sin ser destructivas estuvieron orientadas a señalar lo feo o errático, para corregir acciones, comportamientos y políticas que a nuestro juicio y el de los vecinos, devaluaban a nuestro hospital.

 

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