SE RELAJAN LOS CONTROLES

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Cuando los controles se relajan, cuando la aplicación de las normas legales pierde consistencia, todo el trabajo anterior puede desmoronarse. Y eso es lo que está ocurriendo con el tema de las motos y los motociclistas. Cada vez son más los conductores que conducen sin casco al igual que lo hacen llevando acompañantes (en algunos hasta dos y tres) también sin casco y en franca contravención a las ordenanzas vigentes. Y como si eso fuera poco circulan a velocidades excesivas, haciendo eses y pasando en rojo semáforos, ignorando toda norma de tránsito.

Lejos de exagerar nos cuesta con palabras el dimensionar el caos que producen en el tránsito algunos (no todos por supuesto) motociclistas desaprensivos que no solo arriesgan sus vidas sino a la de sus vecinos.

Respecto a los menores que conducen motos tampoco existen controles. Los inspectores están parados, tocan el silbato y los pasan como si nada, ignorándolos olímpicamente. Ya no dan resultado esos controles babé, les han tomado el tiempo, como suele decirse. La sola presencia del inspector ya no dice nada.

Es evidente que habrá que barajar y dar de nuevo. Implementar un proyecto de control de tránsito más efectivo, aunque deban emplearse métodos punitivos que hagan entender a los infractores que o bien respetan las normas o de lo contrario deberán abonar altas multas y hasta soportar el secuestro de sus vehículos.

Lo que aquí decimos no pretende en absoluto penalizar a los motociclistas en general, sino a quienes no comprenden que la moto es un vehículo como el resto, que sirve para pasear, trasladarse y trabajar, pero cuya circulación debe ajustarse a las disposiciones vigentes, como deben hacerlo los autos, los camiones y cualquier otro vehículo. Hasta los ciclistas deben disciplinarse y circular como es debido, y no a contramano y por las veredas como lo hacen, a riesgo de sus propias vidas.

En infinidad de notas podrán encontrarse las mismas palabras, los mismos reclamos, pero si dejáramos de hacerlo nos pasaría exactamente  lo mismo que a quienes tienen el deber de controlar, ordenar y hacer cumplir las normas de tránsito. Todo se relajaría, la costumbre le ganaría a la obligación y volveríamos a cero. ¿Será eso lo que nos espera?.

 

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