No existen excusas válidas que permitan justificar el desborde de las cloacas en distintos puntos de la ciudad. Demasiadas son las falencias de la empresa que tiene a su cargo el servicio cloacal como para creer que lo que ocurre no es culpa de nadie. A menos que la imprevisión no sea responsabilidad de quien brinda el servicio. Son innumerables las quejas de vecinos, de barrios enteros que viven sumidos en la inmundicia de aromas pestilentes a causa de dichos desbordes, los que ya han formado lagunas, con lo que desde el punto de la salubridad pública ello significa.
Vamos a ser cortos, no vale la pena cargar las tintas cuando los oídos están sordos y la voluntad dormida. Es tan importante lo que se hace como lo que deja de hacerse. El gobierno comunal sabe que se está llevando las críticas gratuitamente, pero es al gobierno comunal, créase o no, el único ente al que los ciudadanos pueden llegar para hacer sus reclamos. El mal olor es insoportable, pero más insoportable es aún la desidia de una empresa que obliga a sus usuarios a vivir lisa y llanamente entre la mierda.
Perdón, pero esa es la palabra más adecuad
