La tradicional exposición ganadera, comercial e industrial que la Sociedad Rural de Carlos Casares realiza todos los años, es una verdadera fiesta del campo. En ella se muestran los mejores exponentes de la ganadería local, producto del esfuerzo y la dedicación de los criadores locales, que año a año van mejorando sus planteles y exponen con orgullo sus mejores ejemplares. También es una fiesta del agro, en la que los agricultores tienen la oportunidad de asistir a charlas de especialistas en la materia y conocer además, los últimos adelantos de la industria y la tecnología en maquinaria agrícola. El comercio y la industria local exponen sus productos, convirtiendo la muestra en una atractiva convocatoria para el disfrute de los chacareros y productores de nuestro medio, que transcurren allí agradables momentos no exentos de atractivos artísticos y musicales. Como decíamos, es una fiesta con todas las letras.
Pero este año, con elevado criterio y en atención a los difíciles momentos por los que atraviesan los productores de la zona sur de nuestro partido como consecuencia de las inundaciones, la Sociedad Rural de Carlos Casares ha decidido que su muestra anual solo se remita a varias charlas de técnicos relacionadas con la ganadería, el agro, la visión de país de un conocido periodista, y el tradicional almuerzo de camaradería.
Es que no hay nada para festejar. Desde la órbita oficial se lucha denodadamente para establecer la comunicación de los pueblos de la zona sur, mientras cunde el desaliento entre los hombres de campo, que ven sus predios anegados, sus animales cercados por las aguas, y un panorama general que no permite avizorar soluciones satisfactorias en el corto plazo.
Los argentinos y por supuesto los casarenses también tenemos por costumbre celebrar cada momento grato, cada fecha importante, cada acontecimiento que justifique una comida, descorchar una botella y tintinear las copas en repetidos brindis de alegría. Una exposición resume todo eso, pero en ausencia del motivo convocante, no tiene sentido la celebración cuando hay cientos de familias que padecen con angustia las consecuencias de la grave situación hídrica que los afecta de sobremanera y compromete su futuro.
Ya llegará el día en que se pueda festejar. Por el momento es mejor desensillar hasta que aclare.