Indudablemente se ha tratado de un error, ya que de otra manera registraríamos en Casares un caso similar al del famoso filipino embarazado, del que se hicieron eco todos los medios del mundo.
En el Consejo Escolar ingresó un certificado médico presentado por el portero (hombre) de una escuela de nuestro medio, el cual especificaba que «fulano de tal» (el nombre del portero) se encontraba embarazado con tres meses de gestación. Quien lo recibió lo leyó en detalle, corroboró la identidad del portero, que efectivamente era un hombre, y si bien hoy en día uno ya no se puede asombrar por nada, se dio cuenta de que se trataba de un error cometido por el facultativo al extender dicho certificado que puede haber correspondido a una docente mujer.
La historia sin duda alguna quedará para la anécdota, aunque al portero en cuestión le hubiera convenido el error para poder pedir luego varios meses de licencia para cuidar el bebé.