Es evidente que la conferencia de Cristina Kirchner en la sede de la ONU y su presencia en las universidades de Georgetwon y Harvard no pasaron desapercibidas. Especialmente su respuesta a las amenazas o advertencias de la titular del FMI Christine Lagarde a nuestro país, y su visita a Harvard, donde respondió a preguntas de los alumnos de la Escuela de Gobierno de esa prestigiosa casa de estudios.
En nuestra edición anterior se publicó una nota firmada por el profesor Daniel Lombardo, quien hizo un análisis de los acontecimientos. Dicha nota no refleja de manera alguna la opinión de este medio, sino por el contrario es la opinión de un conocido vecino y docente, ex-rector del Colegio Nacional, que con frecuencia escribe con toda libertad en nuestras páginas hechos que tienen que ver con la historia, la política y la actualidad. El profesor Lombardo no es empleado, ni cronista de El Oeste, es tan solo un valioso colaborador, sobre cuya visión se puede o no estar de acuerdo, y en rigor eso es lo que ha ocurrido con su última crónica.
Hemos recibido una decena de e-mails, algunas llamadas telefónicas y consideraciones en forma personal a nuestros cronistas sobre el contenido de la mencionada nota. Varias de esas opiniones son laudatorias a quien la escribió, expresando coincidencias y dejando mensajes de felicitación al firmante. Otras por el contrario han sido lapidarias, casi rayanas en la intolerancia, denostando con fiereza al escritor, por entender que su visión ha sido totalmente parcializada y partidaria, «indigna de un profesor» así decía uno de los e-mails recibidos, dejando constancia que el papel cumplido por la presidenta Cristina de Kirchner (se referían especialmente a su conferencia de prensa en Harvard) fue lastimoso, irrespetuoso y vergonzoso, que no estuvo a la altura de ese ámbito, y dejó muy mal parada a la Argentina.
Repetimos esos conceptos porque a los lectores que nos enviaron correos y a las personas que lo hicieron personalmente, los invitamos a escribir en nuestras páginas su opinión, con la misma libertad que lo hiciera el profesor Lombardo, pero invariablemente todos se negaron. Las excusas fueron varias, pero en resumen desnudaban el deseo de no exponerse, de no afrontar la crítica o el desacuerdo, prefiriendo manifestarse desde el anonimato.
Estamos convencidos que la diversidad de opiniones en un medio es esencial, no solo en la política, sino también en todos los hechos y acontecimientos que hacen a la vida de una comunidad.
Varios son los vecinos que escriben en El Oeste y lo que opinan lo suscriben con su propia firma. Nos gustaría que sean más, incluso criticando u opinando sobre nuestros contenidos.
El tema de Cristina y Harvard aún no se agotó, los medios siguen hablando, las opiniones se multiplican, tanto en televisión como en radios y medios gráficos. ¿Por qué no opinar entonces en El Oeste?. Nuestras páginas están disponibles, el tema es apasionante.