La muerte siempre es conmocionante, triste y dolorosa, pero si esta ocurre en un lugar de esparcimiento, al que los vecinos van a divertirse y a pasar unas horas agradables, ya sea escuchando música, degustando de un trago, o conversando animadamente, la muerte ahí, pareciera no tener lugar.
El sábado, como lo sabía hacer habitualmente, el conocido vecino representante de una conocida firma láctea Julio Allendes, fue con amigos al pub Guernica. Se lo veía de buen ánimo, dispuesto a pasar una buena noche, como es la intención de todos los que allí concurren. Estuvo bailando inclusive, pero en un determinado momento pareció no sentirse bien, retornó a su mesa y luego dijo que iba al baño, hizo unos pocos metros y cayó al suelo perdiendo prácticamente el sentido. De inmediato se acercaron para atenderlo, muchos pensaron que era un desmayo pero unas enfermeras allí presentes que le prestaron auxilio intentando que volviera en sí, le transmitieron al dueño del local Julio Miguel que se trataba de algo serio. Se llamó una ambulancia, lo cargaron trabajosamente hasta la misma (Julio era de contextura grande), y dicen que ya en el camino dejó de existir. Había sufrido un ataque cardíaco, posiblemente un infarto, que como se dice fue fulminante.
El propietario de Guernica, con mucho tino, consideró que no había motivo alguno para que el local continuara abierto, y decidió cerrarlo.
UNA EXCELENTE PERSONA
Julio Allendes, un muchacho de trabajo, divertido, con muchos amigos, entusiasta del fútbol y en especial de Deportivo Casares club del cual integró varias comisiones. Era hijo de una familia humilde que supo inculcarle los valores del trabajo y la honestidad. Sus padres fueron dueños muchos años del kiosquito sobre la vereda de la Avda. San Martín casi esquina Lamadrid. Tenía una hija de nombre Marcela, y dos hermanos Lily y Alejandro.
Julio Allendes fue noticia un par de veces cuando tuvo la suerte de sacar la lotería, algo que no siempre se repite.
Su muerte causó impresión y dolor. Sus muchos amigos dejaron mensajes de consternación y pena por su ausencia. Murió a los 63 años, era muy joven aún, le quedaba mucho por hacer, pero en la lotería de la vida, esta vez no tuvo suerte.