Este mismo día pero de 1.834 nacía en la chacra de Perdriel, actual partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, el poeta, periodista y político José Hernández.
Hijo de un administrador de estancia, de muy niño convivió con gauchos de quienes aprendió mucho de lo que luego volcó en su majestuosa obra: “Martín Fierro”.
Me atrevo por medio de esta nota a trascender al gaucho y llegar a una de sus líneas originarias: el indio, matríz y víctima de esta historia; con él debió enfrentarse obligado por el poder de turno de políticos, patrones de estancias y jueces de paz. Se puede ver bien en el Martín Fierro como el gaucho es enviado por la fuerza, a la frontera con los pueblos originarios, y allí, vestido de milico, forzado a pelear por algo que no pudo ser suyo ni de su ancestro, la tierra. Esta quedó para los que financiaron al ejército o para algún general o coronel y en el mejor de los casos, para los inmigrantes; todos funcionales a la nueva Argentina agro exportadora de fines del siglo XIX. No es un juicio de valor lo que estoy vertiendo, es la historia, pero para muchos que la contaron, el indio y el gaucho no debían ser reconocidos, cosa que cambió en los últimos tiempos merced a las nuevas corrientes de investigación.
Por todo esto y a pesar de la penetración cultural que actualmente viene de la mano de Halloween, debemos fortalecer nuestros lazos sentimentales e históricos con aquellos que abonaron el suelo argentino con su sangre, incluyendo su fundamental accionar durante las guerras de la independencia en los albores de nuestra patria.
Escribe:Profesor Daniel Lombardo