«Ni Cristina es capáz de reunir tanta gente aquí en Smith», decían.
La fe mueve montañas, dicen, y en ese aspecto la devoción popular a la que adhieren creyentes de todos los estratos sociales, suele adorar a distintos personajes que sin haber sido santos adquieren la estatura de figuras religiosas a las que miles y miles de personas le rinden tributo y les construyen santuarios donde ir en busca de paz y ayuda ante distintas circunstancias de la vida.
El Gauchito Gil es una de esas figuras objeto de veneración y adoración popular, cuyos santuarios o capillas, algunos modestos, otros espectaculares, se ven a la vera de las rutas, en las entradas de los pueblos y distintos lugares, donde son continuamente visitados, dejando quienes lo hacen testimonios de esa sincera devoción.
EN SMITH
El domingo en la localidad de Smith, ante una multitud que algunos se empeñan en afirmar que superaba las tres mil personas, gente de la región y de distintos pueblos, entre los que se encontraba la figura convocante del Hermano Raúl, fue inaugurado un enorme santuario – monumento al Gauchito Gil, emplazado sobre el acceso «Roteta» a la localidad. No cabe dudas que la presencia del Hermano Raúl, conocido manosanta que en sus visitas a nuestra ciudad congregaba decenas de «pacientes», fue fundamental para que allí se reúna una multitud. Y respecto a tanta cantidad de gente, un observador que allí se encontraba decía: «Ni Cristina junta a tanta gente aquí en Smith».
A los allí presentes los unía la fe, los había de todas las clases sociales, se confundían pobres y ricos, gente de trabajo, hombres de campo, vecinos de Casares, Pehuajó, 9 de Julio, Lincoln, se veían autos modestos, algunos de alta gama y hasta sulkys, charret y caballos. Los organizadores confían en que el santuario se convierta en un centro de peregrinación, conocedores de la gran adhesión popular que el Gauchito provoca.
EL HERMANO RAÚL TRAJO LA IMAGEN
La imagen del Gauchito fue traída por el Hermano Raúl, quien en un charret inició la peregrinación hasta el santuario. Parecía increíble las muestras de cariño, respeto y hasta veneración que recibía el conocido «manosanta», a quien sus creyentes se le acercaban intentando tocarlo, sacarle una foto o agradecerle su presencia. Al llegar al santuario depositó la imagen del Gauchito Gil en el mismo y pronunció unas breves palabras. La multitud lo escuchó en silencio, algunos visiblemente emocionados. Posteriormente los presentes se fueron dispersando por los alrededores, formándose ruedas familiares de mate y tortas, en una tarde dominguera muy distinta a las habituales.
El santuario llevará el nombre de «Las Manos de Raúl» en reconocimiento al Hermano Raúl que fue su inspirador.
EL GAUCHITO GIL
Dice la versión más difundida, que Antonio Gil fue un gaucho trabajador rural, adorador de «San La Muerte» que tuvo un romance con una viuda adinerada. Esto le hizo ganar el odio de los hermanos de la viuda y del jefe de la policía local, quien había cortejado a esa misma mujer. Dado el peligro, Gil dejó el área y se alistó para pelear en la Guerra de la Triple Alianza (1864–1870) contra Paraguay. Luego de regresar, fue reclutado por el Partido Autonomista para pelear en la guerra civil correntina contra el opositor Partido Liberal, pero desertó. Dado que la deserción era delito, fue capturado, colgado de su pie en un árbol de espinillo, y muerto por un corte en la garganta. Gil le dijo a su verdugo que debería rezar en nombre de Gil por la vida de su hijo, quien estaba muy enfermo; el verdugo así lo hizo y su hijo sanó milagrosamente. Él le dio al cuerpo de Gil un entierro apropiado, y las personas que se enteraron del milagro construyeron un santuario, que creció hasta hoy.
Se toma la tradición de envolver con banderas rojas o pintar de rojo los santuarios de veneración al Gauchito Gil, dado a que es el color que caracteriza al Partido Autonomista en la Provincia de Corrientes. (fte. Wikipedia)
