Aquel verano del naciente 1948 tenía un sabor distinto en el hogar formado por el Auxiliar, devenido en Jefe de la Estación de Moctezuma, Roberto Mouras e Inés Serrani, hija de un terrateniente de la zona. Era mediados de febrero y ese hogar de solariega comarca del norte del partido de Carlos Casares esperaba alegrarse con la llegada de su primer hijo, que a la postre sería el único. En Moctezuma estaba por nacer un campeón, un ídolo deportivo de una comunidad y de todo un país.
El 16 de febrero de aquel 1948, llegaba a este mundo un niño del sexo masculino que sería bautizado como ROBERTO JOSÉ MOURAS.
Con el trascurrir de los años, aquel niño que cursara sus estudios primarios en la Escuela de la localidad de Moctezuma, donde ya comenzara a demostrar sus cualidades deportivas en distintas competencias ciclísticas que lo vieron muchas veces vencedor y que luego se viniera a la ciudad de Carlos Casares para seguir con sus estudios secundarios y donde demostró otras cualidades deportivas, siendo jugador futbolero de las divisiones inferiores de Atlético C. C. . Aquí se recibió de Perito Mercantil en el Instituto Comercial Juan XXIII, nacido en ese entonces, a iniciativa del Presbítero Antonio Martinez, a tal punto que el futuro campeón fue integrante de la Primera Promoción del mismo.
Por ese entonces, en un Bergantín, que se transformara en su primer vehículo para competir con amigos, hizo los primeros palotes en una actividad que sería su pasión para siempre: el automovilismo. En esas reuniones de amigos que siempre terminaban en un asado, nacieron desafíos con su inseparable “compinche”, Héctor “Flaco” Moro, otro también destinado a ser un gran piloto, que un accidente le impidiera seguir una ascendente carrera y las picadas históricas en el circuito del Parque General San Martín, al final de la Avenida del mismo nombre, dieron comienzo, no solo a esa pasión, sino también a los grupos de colaboradores que luego compusieron su logística de apoyo en la que, en el caso del muchacho de Moctezuma, sería la más brillante historia deportiva de un hijo de Carlos Casares, que lo convirtiera en referente e ídolo indiscutido de generaciones completas, que aún hoy, a 20 años de su muerte, los siguen amando y llevándolo en sus corazones como entonces.
Pero esa es otra historia…