Pepitas Girasoleras…

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Finalmente el intendente Torchio logró algo que todos los casarenses reclamaban a gritos. Controló el tránsito de motos en la Avda. San Martín, sus ruidos molestos y el peligro que corren los conductores circulando en exceso de velocidad. Ni una sola moto pasó por la Avda. San Martín ni el entorno de la plaza durante los días viernes, sábado y domingo. La solución está en cortar el tránsito por la Avda. San Martín, el entorno de la plaza y calles adyacentes. Tal vez deba hacer lo mismo todos los fines de semana.

 

La municipalidad quiso entregar a manera de suvenir para deleite del público presente, bolsitas de girasol. Cuando le dijeron a un funcionario porque en lugar de comprarlas a un mayorista de afuera no fueron embolsadas en Casares, éste les contestó: «Y de donde querés que saquemos girasol aquí en Casares si hace años que no se siembra?. Aquí hay soja nada más…».

 

En realidad el girasol, como ocurre todos los años, fue el gran ausente de la fiesta. En la programación no hubo nada alusivo, ni una exposición, ni charlas alusivas, ni concurso de semillas, nada.

 

Un morocho africano oriundo de Ghana, que tenía un caballete con  relojes y chafalonía le vendió a un paseante por 100 pesos un reloj trucho. Cuando el hombre se fue el negro dijo: «a otro argentino que le saco una Fragata…»

 

Aplausos para los encargados de la limpieza. Ya a las cuatro de la madrugada las calles, las veredas y todo el centro de la ciudad estaba perfectamente limpio. La mugre dejada por las miles de personas que habían concurrido a la fiesta había desaparecido. Aerosoles de espuma, botellas, vasos rotos, papeles de todo tipo, cigarrillos y lo que uno pueda imaginarse, había sido barrido,  levantado y hasta las sillas fueron repasadas. Para destacar.

 

Un curioso le preguntó al dueño del Toro Loco porqué el animal no tenía los atributos (testículos) que tienen todos los toros. Y el hombre le contestó: «Es que los tenía y bién grandes, pero en un corcovo bravo los perdió y le pegaron en la cabeza a una vieja que miraba. Flor de despelote tuve…

 

Para que negarlo: pese a las sugerencias del municipio hubo venta de espuma loca en abundancia, también de alcohol, algunos durmieron en la plaza al aire libre e hicieron sus necesidades bajo las plantas. La gente es incorregible.

 

Luciano, el hijo del intendente Torchio, ni lerdo ni perezoso sacó a bailar al lado del escenario central a la Reina de Reinas, una hermosísima joven, acaso la más llamativa y espectacular de todas las reinas que nos visitaron. Lo envidiaron todos.

 

Finalmente uno de los quioscos de chapa de la calle Rivadavia, el de la vereda del super Día % fue inaugurado por Puma Panchos, con venta de panchos, hamburguesas, papas fritas gaseosas y demás, quien nos contaba que lo abrirá todos los fines de semana. Ese quiosco estaba vacío desde hace meses, es bueno que se haya ocupado.

 

 

 

 

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