El presunto autor de un robo al Club Huracán de donde se llevó herramientas de jardinería y otras, recibió una terrible paliza y terminó en el hospital. Es un preocupante caso de justicia por mano propia, cuando los ciudadanos sienten que la justicia no les da respuesta a sus problemas de seguridad, y optan por convertirse en la mano de la ley, una mano pesada que como en el caso que apuntamos tiene derivaciones peligrosas e insospechadas.
Volvemos al mismo problema: los autores de gran parte de los ilícitos contra la propiedad que se perpetran en Casares, son unos pocos, a los que la policía encarcela y salen al otro día y vuelven a reincidir, con lo que aquel famoso cuento de policías y ladrones tiene una total actualidad.
Se dijo en este caso que gente de la institución afectada no fue bien atendida cuando pretendió realizar la denuncia del robo aludido. Intentamos conversar con alguno de ellos, pero nos fue imposible. De todas maneras el hecho existió, fueron a la casa del que entendían fue el ladrón y «lo curaron en salud», dejándolo azul a golpes.
Sabemos que muchos lectores, seguramente algunas víctimas de los «chicos malos» estarán diciendo: «Esta bien, alguna vez había que darles el escarmiento», pero no es así, los ciudadanos deben dejar ese tipo de responsabilidad en las fuerzas de la ley, porque caso contrario se corren riesgos, cuyas consecuencias pueden ser peores que el fin pretendido. La ley de la calle iguala a unos y a otros, y eso es lo que no debe ocurrir.