Cuando un libro se cierra, quedan en silencio las ideas y cuando un educador muere es como si cientos de libros enmudecieran su mensaje.
Norberto José Herrera, una vida dedicada a la educación a través de la Escuela de Educación Técnica, aquella Escuela Industrial de antes, forjadora de cientos de jóvenes casarenses fue emblema del educador dedicado a la profesión por vocación y convicción. Fue Maestro de Enseñanza Práctica, Jefe de Taller y del 16 de febrero de 1976 al 12 de marzo de l990, durante 14 años, director del establecimiento. Toda una vida dedicada a una casa de estudio que podemos decir, fue el sentido de su actividad como educador y el norte sostenedor de su existencia.
A pesar de haber desarrollado otras actividades en el seno de la sociedad casarense, poniendo siempre de manifiesto su bonhomía y hombría de bien, el sello de educador fue el emblema distintivo de su vida.
Casado con Iris Fernández, hogar que el destino bendijo con tres hijos, José, Luis y Carlos, que fueron el impulso que llenó de orgullo y emoción sus sentimientos y que, ya en el otoño de su existencia, perfumaron el jardín de su últimos años, con un ramillete de nietos, que fueron su alegría y el sol que alumbró el postrer camino de su andar por este espacio terrenal.
Jubilado de esa profesión de profesor que llenara de vivencias su existencia, transcurrió un tiempo de tranquila marcha junto a sus seres queridos y los hermosos recuerdos que lo acompañaban, pero una dolencia de esas que silenciosamente nos van socavando comenzó a marcarle su tramo final.
Y el lunes 25 de febrero en la ciudad de Junín donde estaba internado tratando de lograr una recuperación que le permitiera proseguir por la lucha de vivir, el destino marcó el final de su recorrido. Y, con 77 años de vida, Norberto José Herrera, el educador, el esposo, el padre, el abuelo, el vecino, el amigo, comenzó a transitar los celestes espacios de donde se vuelve cada día a través de los recuerdos.
El enorme dolor que su desaparición física causara se vio reflejado en su velatorio y en el acto de la inhumación de sus restos, el martes 26, a las 9 hs. en el Cementerio Municipal, previo responso religioso rezado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
Con Norberto José Herrera se va una parte importante de la historia de la Escuela Industrial, como aún la sigue llamando la población, un educador de raza, y, por sobre todo, una gran persona.