Nos entregan agua sucia y pretenden que confiemos que es potable

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El agua presuntamente potable, sale marrón de las canillas, verdaderamente da asco, está sucia o por lo menos se ve barrosa, y por más que digan desde la empresa y así lo entiendan quienes están en la Comisión Fiscalizadora del Agua, no se puede considerar agua potable a un líquido marrón, que a veces suele verse verde, y hasta sabe tener olor y feo gusto. Dicen además que no es nociva para la salud, que contiene hierro y que incluso es fortificante. No puede entenderse por agua pura aquella que tiene color (no es incolora como debe ser el agua), que también suele tener olor (no es inodora como debe ser el agua) y su sabor es desagradable (no es insípida como debe ser el agua).

Por otra parte ¿es confiable la empresa ABSA, la misma que junto a otras empresas que estuvieron anteriormente  nos han venido envenenando con arsénico, aluminio y otros elementos tóxicos?.  La prueba está que cada vez son más los vecinos que optan por comprar el agua que consumen a diario, con el gasto que ello les insume. Y son muchos también los que quisieran hacerlo pero no pueden, y se resignan a tomarla y cocinar con esa agua barrosa que inspira desconfianza, y como decíamos anteriormente da asco.

No podemos usar un mejor idioma para referirnos a este problema recurrente que tiene hartos a los casarenses, con el agravante de que aumentan en forma constante el costo del servicio, como si fuera de excelencia, cuando en realidad es pésimo y ha dado lugar a infinidad de juicios y demandas que pese a sentencias condenatorias, lejos de mejorar empeora día a día.

Hoy nos ponemos contentos porque los niveles de arsénico se acercan a los parámetros normales, pero resulta que se disparó el aluminio, luego se ajustan los dos y el agua sale verdosa o marrón.

No existen razones valederas para que los usuarios beban y cocinen con el agua «potable» en esas condiciones. Sería como aceptar leche de color naranja y que le adjudiquen ese color al calcio. Es defender lo indefendible, el sentido común lo rechaza.

Creemos que la Comisión Fiscalizadora del Agua, que ha venido hasta ahora realizando un excelente trabajo, no debe quedarse con las explicaciones o razones de la empresa. El agua debe salir cristalina de las canillas y apta para el consumo humano de acuerdo a los parámetros exigidos por la Organización Mundial de la Salud y el Código Alimentario Argentino. Cualquier otra variante es inaceptable.

 

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