Un 1º de abril de 1928 salía a la calle el primer ejemplar de El Oeste. Hace de esto 85 años, y desde entonces en forma ininterrumpida ha entrado a la casa de todos los casarenses, para contarles nuestra pequeña y rica historia pueblerina. Ésas ocho décadas y media de permanencia al servicio de la comunidad nos eximen de todo comentario. Es nuestra publicación una marca registrada por la que han pasado tres generaciones, conservando su estilo, su sello personal y fundamentalmente el éxito trasmitido a su vez a varias generaciones de casarenses.
Hoy a 85 años de aquel hecho histórico, nos sorprende con la misma fuerza y vitalidad de aquellos que lo fundaron, y también con los mismos ideales y la sagrada vocación periodística que los animó, desafiando vicisitudes en tiempos difíciles, en los que sostener las ideas con valentía significaba afrontar costos altísimos.
Pero ellos, nuestros fundadores, y los que supieron tomar la posta sin claudicar ni uno solo de esos ideales, son los que lo hicieron posible. No apagamos velitas, simplemente las encendemos para mantener vida la llama de aquellos que nos inspiraron, y son la sabia que nos permite afrontar nuevos y mejores desafíos.
No nos olvidamos de nuestros queridos colaboradores. A ellos les debemos también una gran parte de esta realidad que hoy disfrutamos. Ellos también han asumido un compromiso que se renueva día a día y que requiere vocación y sacrificio.
A los que no están vaya nuestro emocionado tributo. Y a los que están nuestro sincero reconocimiento y agradecimiento.