Salir o no salir, esa es la cuestión. No se trata de adaptar una frase de Hamlet, realmente esa es la cuestión, el tema que precisamente está en discusión cuando hablamos de los menores. A tal punto se ha vuelto importante dicho tema que el intendente se ha propuesto encuestar a los padres para que estos digan si quieren que sus hijos salgan de noche o no lo quieren. El Jefe comunal adelantó ya su propia opinión manifestando que deben salir, que los tiempos son otros, que hoy los menores de 16 o 17 años tienen obligaciones ciudadanas, se espera mucho más de ellos de lo que se pretendía antes y por lo tanto deben salir. Pero claro, la ley no lo permite y esa es una dificultad insalvable. Entonces la solución pasa por modificarla, cumpliéndose distintos pasos que lleven al convencimiento de que debe ser modificada porque así lo quieren quienes tienen la potestad de sus hijos, y los restantes actores de la sociedad. Queda por supuesto el ver de que manera se pueden corregir los excesos de los jóvenes que han dado motivo a la legislación en vigencia, llámese la droga, el alcohol, la violencia y el descontrol.
Se habla de las previas como uno de los factores que motorizan el elevado y temprano consumo de alcohol. ¿Cómo evitarlas, si ya se ha transformado en una costumbre que suele prolongarse hasta la madrugada?. Sabido es que cuando los chicos concurren a las bailables, lo hacen ya luego de haber bebido generosamente. ¿Pero es solo ese el problema, o lo es la previa de la previa, que tiene que ver con la formación y educación que dan los padres a sus hijos?. Y aquí tal vez nos metamos en un tema escabroso que muchos prefieren no abordar. El facilismo de pensar que son las autoridades las que deben velar por el comportamiento de los menores en sus salidas nocturnas, lleva precisamente a que dicten normas que luego son resistidas y hace sumamente dificultoso su cumplimiento. Es primordial que aquellos padres que opinen que sus hijos deben salir, asuman el compromiso de dictar ellos sus propias reglas y exigir que sean cumplidas. Como era antes tal vez, aunque se diga que los tiempos han cambiado, que el principio de autoridad que tenían los padres se ha reblandecido, al extremo de que hoy más de uno baja los brazos y acepta su fracaso diciendo que ya no sabe que hacer.
Sea cual fuere el resultado de la encuesta que se propone, el problema no termina ahí. Recién comenzará, y tal vez se solucione cuando los que hoy son menores, ya sean mayores…