Si no se ven pájaros muertos en la calle, en los caminos, en el campo y otros lugares, ¿a dónde van a morir los pájaros?. Son misterios que seguramente deben tener una contestación. Como la debe tener esta otra pregunta: Si los menores no pueden salir de noche, ¿cómo es que se acuestan de día?.
Misterios… O no, pero que mueven a curiosidad. Basta con recorrer las calles de la ciudad los fines de semana al amanecer, para ver grupitos de chicos que se dirigen a sus hogares.
Gran parte de esos jóvenes son menores de edad a quienes les está vedada la concurrencia a locales nocturnos. Pero la previa (¿previa de qué?) la hacen igual, pasadas las 22 ó 23 hs. encolumnados rumbo a casas de familia de padres permisivos, con botellitas de fernet, cerveza o vodka en sus manos. Previas con mucho alcohol, y después a torrar.
¿Hay fiestas privadas?. Algo hay.
¿Pasan a las reprevias con más alcohol?. Pasan.
¿Intentan colarse en la bailable?. Sí, algunos lo logran.
¿Viajan a localidades vecinas?. Si, y son muchos.
¿Sus padres le dan los autos?. Si, y algunos se los llevan sin permiso.
La inquietud del Intendente Municipal de realizar una consulta no vinculante para saber que opina la comunidad casarense respecto a si los chicos menores de edad deben o no salir de noche, puede desnudar una gran cuota de hipocresía por parte de aquellos cuyos hijos menores salen y vuelven de día a sus hogares.
Aquellos que tengan hijos de esa edad contestarán presionados, mientras los que no tengan hijos adolescentes pretenderán con su respuesta una mayor rectitud familiar, el cumpliento de las leyes, y la salvaguarda de los menores.
La intención es loable, el resultado espinoso. Modificar la ley de nocturnidad le va a quemar a cualquier legislador. La idea es tener a los chicos adentro, por lo menos que lo diga la ley, aunque estos después salgan, vuelvan a la hora del desayuno, y nadie sepa donde estuvieron.
La solución para algunos es simple: dejar las cosas como están.
Para otros no tan simple: modificar la ley y liberar la noche a los menores.
En el medio está la realidad, los riesgos y las responsabilidades. Se dice que si un menor vota debe poder salir de noche. Otros entienden que esa libertad debe tener un sustento mayor, tal vez si se los declara imputables para la ley a partir de los 16 años, ya no se justifique que les prohiban salir de noche.
Pero mientras tanto veamos que opinan los casarenses al respecto. Tal vez veamos una radiografía que nos sorprenda, el voto es secreto, una opinión de cuya sinceridad depende el éxito de la muestra. Después vendrá lo demás, pero que sea rápido, porque de lo contrario, como decíamos días pasados, los menores de hoy, mañana ya serán mayores.