El conocido empresario industrial Omar Cingolani sufrió un gravísimo accidente del que milagrosamente salió con vida. Ocurrió en circunstancias en que se encontraba trabajando en un banco con una amoladora (herramienta eléctrica con un disco filoso con el cual se cortan y pulen los metales), cuando de pronto esta se le escapó hacia arriba, pegándole primero en el rostro, para luego incrustarse el disco en el cuello. Dicha herramienta que gira a miles de vueltas le seccionó tejidos y otras partes del cuello, pero no llegó a cortarle la carótida, ni la tráquea, como tampoco la yugular, lo que para él hubiera sido mortal. «Fue un milagro, no tenía que ser, ese no era su día», explicaba una fuente médica consultada.
ESTA BIEN
Cuando ocurrió el accidente Cingolani no tuvo conciencia de la gravedad del mismo, no tenía dolor, estaba sin duda shockeado. Un empleado que estaba con él se dio cuenta de inmediato y se ofreció a llevarlo en el auto del empresario, pero como tiene caja automática no la sabía manejar. El mismo Cingolani se puso al volante, perdiendo abundante sangre, en busca de auxilio. Fue atendido por el Dr. Adolfo Layana quien le reparó quirúrgicamente las partes dañadas, y tampoco salía de su asombro por la suerte que tuvo, dado que la mayoría de los accidentes de ese tipo son fatales.
Crease o no Cingolani se encuentra bien, reponiéndose en su domicilio.
La amoladora es una herramienta de uso corriente en la mayoría de los talleres, y como todo elemento cortante que gira a gran velocidad exige la mayor de las precauciones. Algo sucedió que a Cingolani «se le escapó», y fue directamente a su rostro primero y a su cuello después. Pudo haberlo degollado, y sin embargo, como se dice habitualmente, está vivito y coleando. El de arriba le dijo: «seguí participando».