El camino de la vida es un trayecto que va mostrando en su transcurso las facetas que hacen al andar, al sumar motivos de recuerdos que ya nos perdurarán cuando todo se haga silencio…Cuando las palabras no tengan sonidos, sino emociones y de nuestro paso queden, como sendas del camino, sus mojones, que dirán a los tiempos donde andamos y entonces, cuando el sol nos alumbraba de continuo, dirá también como anduvimos y de la siembra de obras que construimos para que hacer paso a paso nuestro destino…Es ese el resumen de andar, donde anduvimos, en el trayecto de la vida, los caminos y el aporte de los tiempos, sin silencios, quedarán para siempre nuestros recuerdos…
Así fue, en el caso de Elisa Adelina Dandlen de Staffolani, esa marcha por la vida. Nacida el 22 de diciembre de 1927, integrante de una conocida y distinguida familia de nuestro medio, aquella muchacha que en los años de su juventud supo trabajar como vendedora en la desaparecida Tienda Sued, que se ubicaba en la esquina de Avenida Robbio (hoy 9 de Julio) e Yrigoyen (entonces Bernardo, hoy Hipólito). Casada con Carlos Rafael Ramón Staffolani, aquel empleado de don Luis Botti, que con el correr del tiempo llegó a ser Secretario de Gobierno Municipal con Pedro Camoratti, que fueron padres de Carlos, su único hijo, que los hizo abuelos de Nicolás,. Esteban y Bettina que les regalaron la dicha de ser bisabuelos, como para completar la imagen ideal de la familia.
Aquella chica buena moza, alegre y simpática, condiciones que siguió manteniendo con el paso del tiempo, además de excelente esposa y madre, fue una entusiasta empresaria, que se desempeñó como “bolichera” con una despensa (el antiguo almacén de barrio) en la esquina del que fuera antaño el Bar El Escondite de los hermanos Hernando, en Brown y Dorrego. Luego incursionó también en el terreno de la moda, con un negocio de venta de “pilchas”, en su domicilio de la calle Las Heras.
Esposa, madre, ama de casa, empresaria y acompañante de su esposo en las veladas sociales que la actividad de autoridad municipal imponían. Elisa, la querida Gordi (apelativo ganado por algunos kilitos de más que siempre la acompañaron), siempre se destacó por su simpatía y “don de gente, que distingue siempre a los grandes de espíritu. Su vida fue transcurriendo en esos terrenos y con esas características, hasta que el destino, que le había dado la alegría de ser abuela, le dio un zarpazo siniestro, cuando se llevó de su lado a Carlos, su amado esposo. Ese dolor que la acompañó hasta el final de sus días, comenzó lentamente a minar sus fuerzas físicas, tal vez debilitadas la de su espíritu siempre indomable, que en un proceso de deterioro, que determinara su internación en el Hospital Municipal, fueron llevándola a la muerte. Hecho que ocurriera el miércoles 19 de junio, cuando contaba con 85 años de edad. El dolor que este acontecimiento generara en su familiares y amigos, que mucho la estimaban y querían, se vio reflejado en el acto de su velatorio y posterior inhumación de sus restos en el Cementerio Municipal, previo responso religioso, el jueves 20 a las 10 hs.
Elisa Adelina (igual que su madre) Dandlen de Staffolani querida Gordi, que el Señor de a tu alma el descanso eterno que merecés y que a través de los recuerdos sigas habitando el alma de cada uno de nosotros.