Las redes sociales son verdaderas estructuras que permiten interrelacionarse, compartir, conectarse, generar nuevas amistades, intercambiar conocimientos, en un sistema abierto y dinámico en el que cada uno que participa, aporta lo suyo al grupo y hasta puede transformarlo.
Pero si esa gigantesca estructura que pareciera no tener límites se la usa mal, puede contribuirse a la confusión, a la transmisión de noticias falsas, al engaño, a la agresión impune y generar no solo inquietud sino también pánico.
El 30 de octubre de 1938 el famoso director de cine norteamericano Orson Welles transmitió por radio la Guerra de los Mundos con tanto realismo que generó un pánico colectivo, la gente dejó sus hogares y ganó las calles, hubo accidentes, muertos y hasta suicidios. Todos creyeron que la invasión extraterrestre que anunciaba el relator estaba sucediendo. Welles usó mal, muy mal esa herramienta fenomenal de comunicación que era en ese entonces la radio, ya que no aclaró previamente que se trataba de ficción.
Las redes sociales pueden usarse muy bien, son también en estos tiempos modernos una herramienta fenomenal de intercomunicación entre las personas. Pero si se las usa mal, si a través de ellas se transmiten mentiras, pueden causar tremendos daños, algunos irreparables, o confusión a través del engaño o la difusión de hechos no confirmados que se van multiplicando y agrandando conforme a la imaginación de los interlocutores.
Algo de eso pasó hace algunos días, cuando por facebook comenzó a circular la versión de un triple crimen y un suicidio con distintas variantes a medida que pasaba de uno a otro muro. También difería el lugar, el género de las personas, móviles y hasta el elemento con el cual el asesino puso fin a sus días.
Un raid disparatado por las redes que conmocionó a muchos vecinos que iban de un lado a otro en busca de ese drama familiar fruto de la inventiva de algún delirante. Como tan delirante fue quien le agregó condimentos, personajes, cambió soga por revólver e infidelidad por venganza.
El buen uso de una red social la enriquece, como también al grupo que participa, por lo tanto debe ser creíble, no un vehículo alocado de noticias faltas de confirmación, mentirosas o exageradas.