En su cuarto día en Brasil, el papa Francisco se reunió el jueves al mediodía con un grupo de jóvenes argentinos en la Catedral de San Sebastián en Río de Janeiro.
Después de haber hecho largas colas de hasta 18 horas bajo la lluvia, unos 5 mil jóvenes de todas las regiones del país fueron los testigos privilegiados de la esperada cita en el interior del imponente templo, mientras otras decenas de miles debieron seguir desde afuera el esperado momento.
“Hagan lío. Quiero lío en sus Diócesis. No se queden encerrados en sus comunidades”, los arengó el Papa en un breve pero contundente mensaje a los peregrinos durante el encuentro informal, que se extendió por solo media hora y no estaba previsto en la agenda de actividades de Francisco en Río.
Cuando entró puntualmente a las 12:30 al templo, se desató una ovación y apenas subió al altar lo rodearon con abrazos y besos una treintena de obispos argentinos, encabezados por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo.
Del encuentro también participó el secretario de culto, Guillermo Oliveri, en representación de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, que llegará a Río de Janeiro para participar de la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud.
Una imagen de la Virgen de Luján traída de Buenos Aires presidió el acto desde un costado del altar y, ante ella, se detuvo a rezar el pontífice al inicio de la ceremonia, luego de saludar con cariño a un grupo de chicos discapacitados en sillas de ruedas que ocuparon las primeras filas de asientos.
En un tramo de su breve discurso expresó: “ Que los viejos abran la boca y transmitan su sabiduría porque son la reserva cultural de nuestro pueblo. Los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino”.
“No licuen la fe en Jesucristo. Tomen licuado de banana, de manzana pero no tomen licuado de fe”, añadió.
Al final del encuentro, Francisco bendijo una cruz franciscana de San Damián que le acercaron dos jóvenes y que volverá a la Argentina para misionar por distintos lugares del país.
CASARENSES EN LA VISITA PAPAL A BRASIL
Como ya lo habíamos adelantado, Carlos Casares tuvo su representación en esta histórica visita del papa Francisco a Brasil, entre ellos Alejandro Alvarez, su esposa Cora Avigliano y sus hijos. Cora, reporteada por un medio televisivo y cuyas imágenes se pudieron apreciar por Internet, se expresó sobre el momento inolvidable que están viviendo:
“En realidad vinimos hace 3 días, y salimos de Carlos Casares, a 1800 km. de Aparecida, en automóvil, mi esposo, yo y los tres nenes. Paramos en Yapeyú y después acá en Brasil, en una ciudad cerca de la frontera y en el camino fuimos decidiendo y ahora estamos acá, en Aparecida.
-Tuvieron problemas para entrar?
-Para entrar sí tuvimos problemas, porque en realidad estamos acá desde ayer a las 4 de la tarde haciendo cola junto con un montón de peregrinos. Estaba planificado que iban a abrir a las 5 de la mañana y abrieron recién a las 7;15 y en realidad los peregrinos estamos lejos del papa por eso la gente está un poquito enojada. Pero bueno… ahora nos dejaron estar un poco más cerca así que valió la pena. Estamos muy felices.”
Por otro lado, El Oeste habló con Graciela Squíquera, la mamá de Gretel Serra, otra casarense presente en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil y nos comentó que pudo hablar muy poco con Gretel, comentándole que están pasando instantes maravillosos , pudiendo lograr en un momento estar a pocos pasos del Sumo Pontífice, en una experiencia que para ella será inolvidable.