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    Home»Destacado»ERA ANTISEMITA, PERO ADEMÁS JUDÍO
    Destacado

    ERA ANTISEMITA, PERO ADEMÁS JUDÍO

    25/07/2013
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    Historias del Club Atlético que ocurrieron en los albores de su fundación, allá por 1914…

     

    Enamorado de la esgrima, un deporte que practicaban los nobles, los militares y las clases adineradas, el entonces presidente del Club Atlético don José Seijo, quiso que se hiciera de las esgrima uno de los principales deportes que se practicaran en dicho club. Fue así que logró la contratación de un experto profesor de esgrima llamado Mario Plinio Clementini, para que diera clases en la institución y se ocupara además de dirigir a los boys scouts casarenses, una novedad en toda la Argentina, reciente creación de Sir Baden Powell en Inglaterra. Clementini vino precedido de los mejores pergaminos, diplomado en la Real Escuela Magistral de Roma y ex-maestro de la Academia Nacional de Esgrima y Cultura Física de Buenos Aires. Como todo italiano era verborrágico y no dejaba pasar oportunidad de hacer gala de sus conocimientos y habilidades, logrando ser partícipe y centro en reuniones y tertulias sociales, en las que no perdía oportunidad de manifestar su antisemitismo, precisamente en un pueblo de judíos como Casares, lo que inquietaba a muchos. Los mismos que viendo sus facciones angulosas, su nariz prominente y sus orejas, comenzaron a sospechar que por sus venas podría correr sangre judía. ¿Pero como comprobarlo si su apellido no era judío, ni contaban con algún otro elemento que reforzara esa duda?. Pero a alguien se le ocurrió que si realmente fuera judío, llevaría en su cuerpo la señal indeleble de su condicción de tal. Si su pene estaba circuncidado ya no cabrían dudas. Fue así que encerraron en un vestuario al espadachín, le bajaron por la fuerza sus pantalones y prendas interiores, y allí estaba la prueba irrefutable de que era realmente judío. Su pene estaba recortado, el glande se veía totalmente al descubierto.

    Al otro día Plinio Clementini desapareció de Casares. Nunca más se tuvo noticias de él. Aquí su espada y su honor quedaron mochos, provocando una estocada mortal a los sueños de don José Seijo de convertir al Club Atlético en una institución en la que la esgrima fuera su deporte insignia.

     

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