Si alguna vez te dicen “paisano”, como saludo, como elogio, o tal vez como un halago, has de sentir el orgullo se ser llamado con la hermosa palabra que distingue a la gente por su trato, que quiere decir, buena persona, de pecho dispuesto a los abrazos, esos que dan calor en los ocasos y que dan luz de amanecer en las auroras, de mano tendida a los saludos, con la calidez con que la calandria cantora saluda la mañana, y el hombro por si hace falta algún palenque, donde arrimar las penas que da el alma…
Porque el que tiene el alma de paisano, tiene honor, tiene sentimiento y es como un himno de humildad y esperanza, los caminos de la vida transitando… Es el amigo, el consejero y el hermano, que nos señala el camino donde vamos…
Germán Juan Castelnau, el prototipo del “paisano”, de mano abierta en el saludo, del pecho ofrecido en el abrazo y un recto camino transitado, se nos fue cuando julio recién abría su calendario y el dolor nos golpeaba con un fuerte cachetazo… Germán Juan Castelnau, noble paisano, si el dolor me permite homenajearlo, con una niebla de nostalgias mis mejillas transitando, quiero contarles lo que acá estoy contando.
De 30 de Agosto un día, se llegó por estos pagos y por la zona de Hortensia, enseguida halló conchavo. Mayordomo de una estancia, trabajador y buen paisano, conoció allí el amor que lo sujetó en sus lazos, y con la novel maestra Lola Corral hermoso hogar formaron. Y Aquí, en Carlos Casares ese hogar floreció, con tres retoños que Dios, que es destino y es camino, como premio les envió, y hubo dolores y dicha, como en toda existencia ocurre, y que luego de este introito, les cuento toda la historia…
GERMAN JUAN CASTELNAU
Falleció el martes 2 de julio a los 77 años.
Desde su 30 de Agosto natal vino a desempeñarse como mayordomo en un establecimiento del partido de Carlos Casares. Fue en la Estancia San Juan, en las cercanías de la localidad de Hortensia, donde su vida cambiaría para siempre. Allí conoció a una joven maestra, Mercedes Lola Corral, que como era costumbre entonces, se radicaba en pensión en alguna casa de la localidad mientras durara su tiempo de desempeño docente. Fue su esposa y compañera para toda la vida, Un día, como para cambiar de rumbo se vino a Carlos Casares, y se empleó en la Cooperativa Agrícola Ganadera de Carlos Casares Ltda. donde llegó a ocupar el cargo de Gerente, hasta que el establecimiento cerrara su puertas para siempre. Aquí nacieron sus hijos, Juanci, Alejandro y Pablo, aquí siguió transcurriendo su vida. Cuando la Cooperativa cerrara, Don Juan, título de honor con que amigos y vecinos lo distinguían, comenzó un nuevo camino. Puso un pequeño negocio de Librería en su domicilio, ubicado frente al Cuartel de Bomberos, se acercó a a la Iglesia Católica, donde integró diversos movimientos internos y fue inestimable colaborador y sus principios políticos que guardaba en su espíritu, comenzaron a mostrarse mas decididamente y se acercó al FrePaso, llegando a ocupar el cargo de secretario de Bloque en el HCD. Hasta que llegó la merecida jubilación, para él y su esposa. Sus hijos haciendo su propio camino de la vida, incluso con títulos profesionales universitarios, que con enorme sacrificio compartido habían logrado,…había llegado el momento de disfrutar en paz y tranquilidad, los últimos años de la existencia. Trabajando en la agrupación que en el Barrio Hospital desempeña tareas comunitarias y que lo tuvo, junto al Tero Lucero y un entusiasta grupo de colaboradores, como su fundador y donde se desempeñaba actualmente como Secretario. Pero algunas dolencias físicas comenzaron a encender luces de alarma en su vida. Y en el medio día del martes 2 de julio, su camino llegó a su fin, cuando contaba con 77 años de edad. El inmenso dolor que su partida provocara se vio reflejado en el acto de su velatorio como en la inhumación de sus restos en el Cementerio Municipal el miércoles 3 a las 10 hs., previo responso rezado en la Iglesia Parroquial, Nuestra Señora del Carmen.
Y el entrañable Paisano, el Don Juan de nuestro respeto y cariño, comenzó a transitar el camino de los celestes espacios de los recuerdos mas queridos.
Juan Domingo Ondano