Es ya un pensamiento generalizado, la justicia ante la ola de inseguridad que preocupa a los vecinos no da las respuestas deseadas. La seguidilla de robos y hurtos se intensifica día a día, el arduo trabajo policial para dar con los delincuentes, la mayoría de las veces «viejos conocidos» de la policía, turistas de toda temporada en Trenque Lauquen, no encuentra en la justicia una repuesta adecuada. Los ladrones van y vienen, roban o asaltan, «tocan el piano» en sede judicial y quedan libres para cometer nuevos ilícitos. Son apellidos conocidos, chicos que se han hecho grandes en el delito, con prontuarios interminables que en nada influyen para que la decisión de los jueces ponga por fin coto a sus andanzas.
«En 15 días detuvimos cuatro veces al mismo delincuente y una y otra vez lo dejan en libertad», decía desanimado un policía que no encuentra aliciente para trabajar. Y proseguía: «de que vale que investiguemos, que pidamos allanamientos, que recolectemos pruebas e indicios suficientes, si cuando los detenemos y enviamos a Trenque Lauquen, prestan declaración y los vuelven a dejar libres para que sigan delinquiendo».
No hace falta que lo digan los policías. Lo saben las víctimas, que es peor, se encuentran con ellos en la calle y con temor a que los vuelvan a asaltar o robar.
Desde la justicia dicen que la policía hace todo mal, que cometen errores de todo tipo, que invalidan pruebas, que son lerdos, ineficientes y que los jefes no están cuando deben estar, y dejan subordinados que no toman decisiones, y que cuando las toman, son desacertadas.
Como periodistas podemos escuchar las partes, ver lo que acontece y contar la historia. Y la historia nos dice que efectivamente la justicia está en problemas, que es totalmente cierto que unos pocos sabandijas que han hecho lo suficiente como para estar adentro, siguen sumando estrellas a su «foja de servicios», y lo que es peor perfeccionándose cada día, desde rateritos a ladrones, primero como descuidistas, ahora como asaltantes y con violencia, y mañana seguramente se mancharán las manos de sangre. Los policías haciendo el trabajo sucio y los jueces ocupados en teorías progres que privilegian los derechos humanos de los inhumanos que roban, violan y matan a mansalva. Así, no tenemos destino.