En casual coincidencia con un tema que es noticia en medios nacionales, teníamos un borrador referido a la preocupante cantidad de divorcios y separaciones de parejas constituidas, en nuestra ciudad, no todas jóvenes y con poca «trayectoria» en la vida conyugal, sino muchas otras con años y hasta décadas de estar juntos, y haber constituido familias con hijos y hasta nietos, que de pronto han claudicado, como respondiendo a una corriente que no sabríamos como llamarla, pero que evidentemente se da.
A nivel del Juzgado de Paz local en los que se denominan divorcios por mútuo acuerdo se han realizado 17 en el 2012, a los que se deben agregar todas las separaciones de uniones no legalizadas que han terminado engrosando la estadística de causas de familia (violencia familiar etc.) que redondean unas 400. A su vez se les deben sumar los divorcios contradictorios que se tramitan en Juzgados de Familia, y las separaciones de aquellas parejas que han decidido vivir en concubinato, o «juntarse» como se dice habitualmente, que hoy en día son mayoría. Una muestra de ello es que la cantidad de matrimonios «con libreta» ha descendido a tal punto, que hace 100 años en Casares con una pequeña población, se registraban la misma cantidad de matrimonios que en la actualidad.
Todo esto permite llegar a cifras tan significativas que de acuerdo a lo que reflejan algunas estadísticas, un 47% de las nuevas uniones terminan disolviéndose, con las secuelas y litigios que es de imaginar, llámense problemas económicos, conflictos por la tenencia de los hijos, etc.etc.
El motivo de la presente no es realizar estudios sociológicos, ni analizar las causales de la elevada deserción de parejas, que ven como una utopía aquella frase «hasta que la muerte los separe», y actúan de acuerdo a las circunstancias, para muchos con una liviandad que asombra, para otros con sinceridad, negándose a prolongar en el tiempo la falta de compatibilidad que les impide llevar un matrimonio o una pareja hacia adelante.
Sí sería interesante analizar las secuelas que deja en la sociedad esta tendencia a disolver los vínculos ante los primeros escollos. Probablemente sean muchas y en algunos casos graves. La institución sagrada del matrimonio, ha pasado por imperio de la moda o la tendencia a ser poco menos que una rareza. El futuro en este tema si bien es impredecible, todo indicaría que tiende a agudizarse.