En anterior nota editorial nos referíamos al descontrol de muchos vecinos usuarios de tarjetas de crédito, que hacían de éstas un uso desmedido, al punto de estar «estalladas», por usar un término popular que resume el hecho de que ya no tienen límites en su crédito.
A lo dicho debemos agregar otra preocupación, acaso de mayor gravedad, que tiene que ver con la morosidad en el pago de dichas tarjetas a la que debe sumarse una similar actitud en los servicios de los créditos bancarios y de las distintas financieras que funcionan en nuestro medio. Hechas las consultas de una manera extraoficial, ya que oficialmente manifestaron no tener autorizacion para hacerlo, se nos informó que efectivamente la lista de morosos crece de manera alarmante, a tal extremo de que se han arbitrado medidas de cobro judicial, dado que todas las gestiones de cobro previas resultan infructuosas.
Es evidente que la oferta de crédito, tan amplia y generosa por parte de estas entidades, ha tentado de manera irresponsable a los consumidores, motivando excesos que no condicen con sus posibilidades de pago, con las consecuencias arriba apuntadas.
Cuesta creer que bancos, financieras y particulares no investiguen las capacidades financieras de los tomadores de créditos. Hoy en día existen herramientas de consulta que registran los ingresos de los solicitantes, los créditos tomados y su capacidad de endeudamiento. La información es «veraz» y con ella se maneja el sector financiero nacional.
El problema referido no sólo afecta a bancos, financieras y prestamistas, sino a los individuos en lo personal y familiar, en su estabilidad laboral y en todo lo que hace a su vida de relación. Los intereses altos, los costos de las gestiones de cobro, honorarios de profesionales, comisiones etc. afectan a˙la economía de dichas personas, que de buenas a primeras ven derrumbarse lo que les llevó años construir.
El bombardeo de ofertas, pago en cuotas, financiaciones bancarias y ventajas de consumo son en gran parte los responsables de esta situación, cuyo efecto es devastador si las personas no tienen el suficiente equilibrio para administrar sus ingresos.