En pocas actividades se observa la capacidad de trabajo, dedicación exclusiva, ímpetu y energía como en la política. Dicen que es una droga, otros que mueve potenciales desconocidos, y los que pretenden denostarla afirman que «por interés baila el mono», sin dejar de reconocer que los «animales políticos» son incansables, y que su actividad es excluyente hasta el punto de que lo dejan todo, familia, negocios, amigos, distracciones.
Si hubiera elecciones cada seis meses, Casares se convertiría en la Miami del oeste. Son tantas las inauguraciones de obras y tanta la actividad de la política, que todo en definitiva va encaminado a la mejora y el crecimiento de nuestra comunidad. Se aceleran los tiempos, se gestiona con ahínco, se proyecta sin descanso, y se discute también, ¿por qué no?, las miradas son distintas, pero al fin y al cabo el concepto de mejorar la calidad de vida de los vecinos es similar en todas las propuestas.
Lo que amerita que cualquier ciudadano con sentido común podría decir «¿y si se unieran, Casares se vería más beneficiado?», cometiendo el error de no entender a la política. Si se unieran desaparecería la motivación, no habría trofeo político alguno por el que luchar, todo sería plano, el concepto pragmático-empresario en la política no funciona. La sangre que fluye por las venas de los políticos no se compara con ninguna otra actividad.
Casares avanza por las buenas políticas. Las malas políticas naufragan en elecciones. Quizás no en las de medio término, como el caso de las próximas, cuando los gobiernos tienden a mostrar alguna debilidad y se los penaliza provisionalmente. Luego vienen las generales, se ponen en juego otras circunstancias y la foto de las legislativas suele cambiar considerablemente. Está en los que triunfen en las legislativas el poder consolidarse para entonces sí aspirar al premio mayor. Caso contrario deben seguir participando…
Resumiendo, todo es política, y bienvenidos los tiempos electorales porque tienen un valor agregado que invariablemente beneficia a los vecinos.
