Acompasando la nota editorial que publicamos en esta misma edición, vemos que a los señores políticos les hierve más la sangre de lo que la cordura indica.
En bambalinas del debate televisivo que mantuvieran los distintos candidatos que confrontarán el próximo 27, se produjeron algunos incidentes que si bien no salieron por las pantallas, dejaron atónitos a los que allí se encontraban. Hubo desaires al negarle el saludo el Ing. Stadnik a Seraci, con alguna promesa pugilística incluída, por los comentarios descalificadores que éste hiciera criticando y sospechando el manejo de la obra municipal en el estudio de la Rendición de Cuentas, provocando la dura réplica del ex-intendente. Y también se escucharon entre dientes sentencias del senador Foglia anunciándole al candidato Martín Daguerre que lo iba a cagar a trompadas (o algo parecido), todo por las sospechas y cargos que le hiciera el candidato a la actuación del legislador.
Podrá decirse que estas reacciones son propias del momento que se vive, o como en el fútbol que de la cancha no salen, pero lo cierto es que o bien han llegado demasiado lejos o esta es la política que se viene.
No sería nuevo que lo que aquí anotamos se niegue o se le de un matiz de cambio «más político» para que parezcan tan solo versiones periodísticas. Pero las cosas se saben, trascienden y por lo tanto los protagonistas deben hacerse cargo.