Haciendo una recorrida por los distintos barrios y sectores de nuestra ciudad, se puede observar que numerosas calles que antes eran de tierra, hoy cuentan con «cordón cuneta» y su correspondiente afirmado, por lo que han ganado en transitabilidad, el escurrimiento de las aguas es rápido, queda marcado un nivel definitivo en sus calzadas, dejando expresamente demarcado la ubicación del arbolado, en similitud con las calles pavimentadas, especialmente en lo que a estética se refiere. A su vez queda todo dispuesto para en un futuro planificar el pavimentado de dichas calles, cualquier sea el sistema que se elija.
Barrios como el llamado Sub Estación, en el que se ha realizado la obra de cordón cuneta en numerosas calles, son «descubiertos» por quienes los transitan, notando un cambio fundamental, especialmente en lo que hace a la demarcación de las calles y obviamente a su transitabilidad, especialmente los días de lluvia cuando circular por las mismas se complicaba.
Es sabido que nada reemplaza al pavimento, pero hoy en día ante los costos tan elevados, el cordón cuneta es una solución coyuntural y además una puerta que en un futuro no muy lejano permita y facilite la concreción de una obra definitiva.
Y no solo el barrio descripto ha beneficiado a quienes allí viven mejorando su calidad de vida, sino otros tantos en otros sectores de la ciudad, en los que se aprecia la obra mencionada.
Sólo aquellos que viven en calles de tierra saben de las molestias e inconvenientes que deben sortear a diario para llegar y salir de sus casas. Quienes usan bicicletas, los que deben llevar a sus hijos al colegio, los que pretenden estacionar en días lluviosos, los que deben sortear charcos y el barro que se acumula, por citar algunos de esos inconvenientes.
El cordón cuneta que en sí parece una obra precaria que poco y nada soluciona, es por el contrario el inicio y la decisión de continuar. Si a ellos se agrega el afirmado de la calle y una atención periódica de la misma, la espera por la obra definitiva será mucho más llevadera.
