La Comisión de Control de la Calidad del Agua da a conocer a través de la nota que transcribimos a continuación, acompañada de fotografías, en la cual da cuenta que la empresa ABSA realiza “una vez más” vuelco ilegal subterráneo de residuos de arsénico mezclados con sales de hierro. Una barbaridad que demuestra la desidia de la empresa a la que poco le importa poner en riesgo la salud y hasta la vida de los vecinos.
TEXTO DE LA NOTA
Carlos Casares
27/10/2013
Una vez más, el vuelco ilegal subterráneo de la planta de abatimiento de arsénico se hace visible en la superficie de la intersección de las calles Bolivia y Buenos Aires, a una cuadra de la terminal de colectivos.
Este líquido, rojo brillante, es agua de descarte proveniente de la planta de abatimiento de ABSA que contiene residuos de arsénico mezclados con sales de hierro que le dan el característico color, por lo tanto hay que tener cuidado ya que es tóxico.
A pesar de que en el predio de la planta hay un espesador de barros y un filtro prensa para generar ladrillos sólidos y así poder transportarlos en forma segura como desechos peligrosos, parece ser una decisión firme de ABSA seguir tirando en forma líquida al sistema cloacal de la ciudad que está totalmente colapsado como vemos a diario.
Este río rojo emana de una tapa de cloacas y va buscando el declive natural, algunos vecinos experimentados en manejar este curso de agua roja, (antes blanca por el aluminio) con pala e ingenio han hecho pequeños canales para que se desvíe hacia una zanja lindante con la vía.
Este liquido contamina el medio ambiente de la zona y genera incertidumbre entre los vecinos, pero aún si fuera por debajo como está calculado por ABSA, (que no se vea) luego, cuando por el sistema cloacal llegare a la laguna a cielo abierto donde desembocan todos los efluentes cloacales sin ningún tipo de procesamiento, también se sumaría a la ya contaminación habitual de nuestro medio ambiente de la calle 9 de Julio yendo hacia el este.
Lo lamentable de todo esto es que los vecinos están cansados de quejarse y de no encontrar respuestas, por lo que ya no lo hacen más y algunos se han transformado en guías turísticos de los curiosos que ven ese extraño curso de agua de color rojo y se paran o se bajan de los coches para ver de qué se trata.
Comisión de control de calidad del agua.