El intendente Torchio a la luz de los resultados de las recientes legislativas, tiene el ingreso asegurado en el aura del poder sciolista-kirchnerista, y por lo tanto queda habilitado a recibir sus favores, aunque mejor sería decir «obtener el apoyo nacional y provincial para concretar ansiadas obras».
El partido de Carlos Casares es uno de los pocos y contados en los que ganó el candidato a Diputado Nacional del Frente para la Victoria, Martín Insaurralde. Aquí el líder del Partido Renovador, Sergio Massa no pudo ganarle al intendente de Lomas de Zamora, que si bien lo aventajó por unos pocos votos, fue toda una excepción en la región y en prácticamente toda la provincia.
Walter Torchio tendrá ahora sin lugar a dudas las puertas abiertas de la gobernación y de la nación, por lo que debe aprovechar sus pergaminos para exigir aquellas obras postergadas por las que el jefe comunal ha recorrido repetidamente los pasillos de la gobernación y de los ministerios nacionales.
Podríamos citar algunas como viviendas, asfalto, rotondas de acceso a la ciudad, equipamiento sanitario, fondos para el bacheo de la ciudad, la avenida de circunvalación, el edificio del Complejo Polideportivo en el CEF Nº 11 y tantas otras que en este momento escapan a nuestra memoria.
Casares créase o no, tiene ahora una oportunidad de oro, y Torchio podrá hacer valer ahora el que fue una especie de slogan de campaña, al proclamar que un gobierno comunal, cuando es del mismo palo que el provincial y el nacional, tiene más posibilidades.
El holgado triunfo exhibido en las elecciones del 27 le dan además un plus extra que es la confianza y el apoyo de la comunidad.
Es de desear que el impetud que los llevó a trabajar con ahínco en los días previos al domingo 27, se continúe expresando de la misma manera, sin fatigas, en el convencimiento que desde la política se puede hacer mucho y bien cuando las intenciones van en ese sentido.
No queremos dejar de lado en este comentario a la oposición, que como vecinos de Carlos Casares y tal como lo han expresado públicamente en repetidas oportunidades, debe dejar de lado los enconos y probablemente las frustraciones, y aportar con su trabajo al bien común. Obviamente desde sus funciones como contralor del gobierno, apoyando todo aquello que va en buena dirección, y manifestando su disidencia toda vez que no lo crean así. Pero de ninguna manera practicar la oposición por la oposición misma, sino con el criterio abierto y altruista de ir por el crecimiento de Carlos Casares. Es la oposición una pata importante y fundamental de la democracia. Desestimarla sería negar la esencia misma del sistema de pesos y contrapesos que debe regir en el sistema democrático.