En los últimos meses se ha observado que en nuestra ciudad han abierto varios locales de venta de ropa usada. Algo muy común en los EE.UU. que supo en algún momento trasladarse a la Capital, a tal punto de que muchas mujeres en lugar de comprar sus prendas, ya sea de uso diario o para fiestas en locales de venta de ropa nueva y de marcas conocidas, recurre a ese tipo de comercios donde puede encontrar lo que necesita, en excelente estado y a precios bajísimos. Es muy común, especialmente en mujeres jóvenes que se muestren espléndidas en reuniones y fiestas a las que han sido invitadas, luciendo modelos «exclusivos» que han adquirido por muy poca plata en comercios de venta de ropa usada o de segunda mano como se dice, la que ha sido reciclada y luce como nueva.
En nuestra ciudad eso ya se ve, pero no está claro si por seguir esa moda de la que hablamos, o si tiene que ver con algún tipo de impacto social, como lo fue el trueque en su momento, una modalidad creada para aquellos que no disponían de dinero o estaban muy escasos de fondos, y concurrían a los locales de trueque a fin de intercambiar artículos fuera de uso por otros que les hacían falta. Un signo de tiempos apretados, de «vacas flacas», que con la mejora de la situación económica se fueron extinguiendo.
Es por eso que la proliferación de comercios de venta de ropa usada puede tener más que ver con algunas señales económicas preocupantes, que con ese sistema que parece estar de moda..
De todas maneras no se observa en otros niveles signos que puedan abonar esa suposición. No se habla de desocupación, el comercio en general funciona, hay consumo, incluso a nivel de la clase media que podría considerarse baja se dan lujos que antes eran impensables, mientras que la clase media en los últimos años ha subido algunos escalones en su calidad de vida. La venta de autos 0 km. crece, la de usados también, la gente construye, pinta, hermosea sus casas, indicadores estos que aventarían cualquier preocupación. Pero aún así, la venta de ropa usada en un lugar como Casares, no cierra.
En los próximos meses se verá si el auge de dicha modalidad significa algo. Esperemos que comprar usado esté bien, como usar pantalones deshilachados o con agujeros, prendas gastadas o «descoloridas».