La comisión de la Fiesta Nacional del Girasol, lejos de ser autónoma es absolutamente muni-dependiente, si es que vale el término, y como bien lo explicitó el intendente Torchio en una reciente conferencia de prensa, «por una razón u otra se desvirtuó el carácter autónomo que tenía la fiesta, para terminar bajo la órbita municipal, la que en los últimos años ha sido la ejecutora de la misma». Y remató su idea el jefe comunal, diciendo que lo que se pretende es «despegar un poco la Fiesta de la municipalidad e involucrar mucho más a la sociedad en su conjunto». También dijo que la idea es volverla más tradicional, orientada a la producción, a sus orígenes, que tenían más que ver con el campo, sus maquinarias, conferencias, etc. Que el Girasol esté presente en todo momento.
La idea de Torchio, por la cual desde estas páginas venimos luchando desde hacer muchos años, tiene que ver con la misma esencia del festejo, que con el correr de las distintas ediciones se vio reducida a meros concursos de belleza en los cuales la elección de la Reina ha sido sin duda alguna el motivo central y excluyente.
No con eso queremos decir que debe eliminarse el certamen de belleza, que por cierto despierta gran interés y tiene una importante acogida popular, pero no olvidarse de tener al girasol omnipresente, sea con concursos de semillas, conferencias, concursos de vidrieras, desfiles, exposiciones y otras ideas que seguramente se irán presentando cuando desde la comisión se tenga bien en claro cual es el significado de la Fiesta y de la repercusión que debe tener en todo sentido.
Es bueno que la municipalidad deje de ser la organizadora, que le ceda espacio a los vecinos, que la celebración sea más independiente, que tengan lugar dirigentes de las distintas vertientes de opinión de nuestra comunidad. Cuando eso se logre, será definitivamente la fiesta de todos, como en realidad debe de ser.