El 16 de diciembre de l962, y respondiendo a reuniones previas de asambleas provisorias, se realizó la definitiva en la que se constituyò la primer comisión del Centro Industrial de Carlos Casares.
La misma se llevó a cabo en el palacio municipal y la comisión quedó integrada por;
Presidente: Manuel Luis Sangiácomo
Vicepresidente: Félix Arambarri
Secretario: Policarpo Hilario García
Tesorero: Norberto José Trezeguet
Primer vocal y secretario de Actas: Ricardo Fernando Ottaviani
Segundo vocal: Francisco José Gómez
Tercer vocal: Augusto Eugenio Paparelli
Fue muy árdua la tarea que les cupo a este conjunto de voluntades para lograr la adhesión de los pequeños e incipientes industriales casarenses, como así también el reconocimiento externo, a los afectos de ser aceptados por los organismos de Promoción Industrial y Unión Industrial, ya sea a nivel provincial o nacional.
Por aquel entonces las pequeñas industrias eran tornerías, fábrica de soda, hornos de ladrillo, cemento premoldeado, productos químicos, mosaiquería, carrocería y pocas más
Es interesante ver los inconvenientes que debió afrontar la comisión en el inicio de sus actividades, estas se desprenden de la lectura del libro de actas y van desde denuncias cruzadas de los fabricantes de soda, hasta la imperiosa necesidad del local propio, pasando por el deseo unánime de no politizar la misma.
Con el tiempo hubo cambios en la conducción, llegándose a l967, donde se incorporaron Lorenzo Coll, Julio Agradi, José Maceira, Francisco Corral, Eduardo Bercovich y Cayetano Simón.
Pero el problema de un lugar autónomo para reunirse subsistía, fue entonces que en un verdadero acto filantrópico, cuatro socios formaron una sociedad anónima denominada TASA (Trezeguet, Agradi, Sangiá-como y Arambarri ), adquirieron una propiedad en la esquina de Lamadrid e Hipó-lito Irigoyen y la cedieron para reuniones de la comisión, hasta tanto se lograra una ubicación definitiva.
El Local Propio
En octubre de l973, el entonces intendente Andrés Campoy, donó un terreno municipal en la esquina de Coronel Suárez y Coronel Dorrego, para la construcción de la sede, la que se inició en l974 y concluyó un año más tarde, siendo presidente don Norberto Trezeguet. Para que ello sucediera hubo un gran aporte de donantes, documentación que figura en las actas de la época.
El Parque Industrial
Uno de los objetivos fundamentales de sus integrantes era la creación de un Parque Industrial; fue así, que en un almuerzo celebrando el Día de la Industria en l969, el entonces presidente del Centro, Don Manuel San-giácomo, hace llegar la inquietud al intendente Pedro Camoratti y en febrero se le envía una nota solicitando la adhesión del municipio a la ley de Promoción Industrial nº 7474. Camoratti decide dar un fuerte apoyo a la iniciativa del Centro y dos meses después se adhiere por ordenanza nº 981del 23 de abril de l97l, en setiembre del mismo año, el intendente comunica por nota al centro , la formación de la Junta de Promoción Industrial, bajo la presidencia de Luis Manuel Cantisani. A partir de ese momento se inicia la búsqueda imperios de terrenos donde establecer el parque.
Dos grandes pioneros de la industria local , Luis Can-tisani y su amigo Faustino Campione, convencen al intendente Camoratti sobre el gran negocio que para el municipio sería la compra del campo San Esteban. Y no se equivocaron, la adquisición se concretó y en l972, con motivo de la visita de una delegación de la Unión Industrial Argentina, el municipio hizo entrega simbólica, al Centro Industrial, de una fracción de aproximadamente 20 hectáreas (parte del campo San Esteban), con destino al Parque Industrial de nuestra ciudad. A los efectos, la Unión Industrial preparó un plano, realizado por la Dirección de Industria de la Provincia de Buenos Aires. Este trámite se hizo efectivo en 1975, siendo intendente municipal Don Luis Cantisani; la ordenanza municipal lleva el nº 1.160 y los artífices de esto fueron el mismo intendente y Don Faustino Campione, así las cosas el parque quedó loteado en parcelas de 2.000 y 2.500 metros2, con calles pavimentadas, arboladas, con iluminación, fuerza motriz, agua corriente y tomas para bomberos.
El presente
Actualmente hay más de 20 empresas instaladas previéndose 10 más, en un trabajo coordinado con el área de Producción del municipio que nos permite ver con optimismo el futuro industrial casarense.
Los jóvenes empresarios que hoy conducen los destinos del centro, lo hacen con una visión progresista y un cabal conocimiento de la realidad nacional e internacional, adaptándose al proceso globalizador de los últimos años, pero sin dejar de defender los valores de una industria nacional creciente.
A la experiencia aportada por «los viejos», como Ricardo Pagano, Oscar Boggia-no, Horacio Cano, Juan Olmedo, Abel Zubeldía, Daniel Campione, el «Cholo» Trezeguet, se ha sumado un grupo de jóvenes y pujantes emprendedores y empresarios. Así podemos ver a Rafael Pagano, Isaúl Wilner, Franco Monzón, Luis Gómez Llambí, Hernán Zubeldía, Maricela Tángaro, Dalmiro Larrea, Jorge Islas, Aníbal Roldán, Martín Montanari y Hugo Treze-guet, organizando viajes de intercambio a lugares inimaginables en otros tiempos, como el mercado chino, o al MERCOSUR, o cursos de perfeccionamiento en consonancia con la Municipalidad, además de la lógica búsqueda de mercados nacionales e internacionales.
Ellos tratan de mostrar por todos los medios que en una ciudad pequeña, por cierto, del interior de la provincia de Buenos Aires, hay empresarios que apuestan al valor agregado que toda industria genera, porque no quieren quedarse con el viejo mito de país de producción agropecuaria solamente; además saben que crean fuentes de trabajo necesitada de mano de obra, en muchos casos especializada, y con ello aumenta el crecimiento demográfico, tan necesario en nuestra zona, pues esto amplía los servicios y facilita el progreso.
Atrás quedó el trajinar de “Camisa” y su sobreviviente amigo y “compañero” Faustino, para lograr la instalación y diagramación del “Parque”, o la lucha de un grupo integrado por Ricardo Pagano, Oscar Boggia-no, el «Cholo» Trezeguet y otros, para impedir su venta o la transformación en una playa de estacionamiento, idea de «algunos iluminados» cuando la parálisis industrial, motivada por la política económica nacional de hace varios años, impedía su crecimiento.
Hoy es muy agradable entrar por las calles del parque con los nombres de sus pioneros y ver a diestra y siniestra las empresas que se han instalado.
Esto nos muestra un horizonte halagüeño, y pequeños y medianos empresarios comprometidos para ello.
Prof. Daniel Lombardo