Si bien la llegada de los teléfonos celulares marcaron una bisagra en la fluida comunicación de las personas, al punto de que hoy sería imposible prescindir de ellos, no se puede dejar de reconocer que la pretendida excelencia de dicho servicio se ve empañada por la proliferación de ofertas de servicios de todo tipo, ventas de autos y de otros elementos, intromisión sin autorización con frases que luego deben abonarse y hasta el anuncio de falsos premios con los cuales pretenden embaucar, o mejor dicho estafar a los usuarios, sin que nada se haga para dar con dichos delincuentes. Le sucedió días pasados al vecino Sergio «¨Chupito» Mora a quien le anunciaron que había sido beneficiado con una camioneta 0 km. y que debía enviar una suma de dinero para su patentamiento. Dicho vecino fue cauto, averiguó y pudo zafar de que esa empresa fantasma lo engañara. Pero otros vecinos no han sido tan astutos y cayeron en la trampa, perdiendo miles de pesos.
Creemos que deben existir controles para que esas verdaderas bandas mafiosas dejen de operar introduciendose en las líneas de los abonados, causando molestias, gastos y en muchos casos problemas serios que rozan la delincuencia y cuando se concretan dejan damnificados.
Es recomendable NO ATENDER aquellos llamados que se identifican como PRIVADOS, porque así lo hacen para no anunciar su verdadera procedencia y poder lograr los fines que se proponen.
Por otra parte suelen llamar a horas desusadas, cuando los usuarios telefónicos están entregados al descanso con la molestia que ello significa.
Existen en los aparatos celulares formas de bloquear algún tipo de llamados, que conviene conocerlas. Por lo demás ya es tarea de las empresas el evitar esa invasión a la privacidad, que como decíamos viene acompañada en algunos casos de intenciones delictivas.
Quedaría para analizar otro tipo de maniobras que se realizan a través de los celulares y que tienen que ver con los llamados «secuestros virtuales», una faceta dramática que requiere algún tipo de control, especialmente en las cárceles, lugar donde se opera en esa macabra y deleznable forma de generar pánico en las personas anunciándoles un secuestro que no existe, con el fin de sacarles dinero.