Dícese que el periodismo, en una de sus tantas definiciones, es un concepto que se basa en la recopilación y análisis, ya sea de modo oral, escrito o gráfico de la información en cualquiera de sus formas, presentaciones y variedades. Eso es en suma lo que hacemos los periodistas, transmitir las noticias guiados por fuentes creíbles y responsables, unas veces en función de comunicador y otras a través de la opinión y el reportaje.
Suele decirse con cierta frecuencia que el periodismo, atento a la influencia que ejerce sobre la sociedad es considerado el cuarto poder, una calificación sin duda exagerada, que sólo podría ser aceptada cuando ese poder brinda la posibilidad de poner luz sobre problemas reales y realidades sociales que existen.
Pero también el periodismo es servicio, unas veces interactuando junto a sus lectores, ofreciendo la posibilidad de que estos puedan manifestarse y hacer llegar sus opiniones y críticas, incluso en la búsqueda de justicia ante situaciones de las que creen ser víctimas y no encuentran la forma de exponer sus problemas y vicisitudes, ante puertas que se cierran y oídos sordos.
Podríamos entonces decir que ese cuarto poder, es el poder que tiene el lector cuando sus derechos se conculcan sea por las razones que fueren, y recurre al periodismo para exponer sus problemas.
Precisamente a través de los años, y en nuestro caso de más de 85 años, hemos comprobado que los ciudadanos suelen usar al periodismo sea como tribuna popular y por qué no como libro de quejas ante situaciones de insensibilidad, conflictos ciudadanos y hasta conflictos vecinales, convirtiendo a los medios -como se dice- en la voz de los que no tienen voz.
Es así como en nuestras páginas se entrelazan las noticias grosas de hechos importantes, sucesos graves, situaciones conmocio-nantes, con noticias de índole social, reflejos del acontecer ciudadano, y también el hecho pequeño y tal vez insustancial de un conflicto de entrecasa, que para sus actores no deja de ser importante.
Servicio, esa es también una importante función del periodismo. Y en nuestro caso el de El Oeste nos arroga-mos el decir que a través de estos casi 86 años de vida, venimos contando la historia casarense. Lo que no es poco, y también un inva-lorable servicio.