Una muy numerosa columna de docentes marchó el lunes por las calles de la ciudad en horas de la mañana. Portaban carteles y pancartas y muchos vestían sus uniformes. La marcha organizada en nuestra ciudad por la FEB (Federación de Educadores Bonaerenses), con réplica a la mayoría de las ciudades de la provincia, tuvo por objeto mostrar su más enérgico rechazo a las ofertas salariales formuladas por el gobierno de Scioli, a las que consideran poco menos que una burla o tomadura de pelo. Todo ello sin perjuicio de la continuación de las conversaciones y dejando en claro que de ninguna manera aceptan la conciliación obligatoria dictada por el gobierno.
Por sobre el análisis de la protesta lo que realmente preocupa son sus implicancias, que lejos de beneficiar a nadie perjudica a docentes y alumnos, y se ha convertido en poco menos que un clásico del comienzo de los ciclos lectivos desde hace ya muchos años. Es de esperar que las conversaciones lleguen a buen puerto lográndose niveles de entendimiento que permitan cuanto antes el inicio de las clases, que quiérase o no afectan el humor general de los padres, cuyos hijos no pueden concurrir a la escuela, con las consecuencias de todo tipo que ello acarrea.