El día viernes se produjo el inesperado fallecimiento a la temprana edad de 57 años, de la apreciada vecina Graciela Virginia Mosconi, esposa del popular «Negro» Santana, en su kiosco de Avda. Maya y Cecilia Borja, frente al ex-Colegio Nacional. Precisamente un niño de 9 años de nombre Jeremías fue a comprar allí unos caramelos y encontró a Graciela Mosconi sentada en una silla con la cabeza hacia atrás. El niño le habló y como ella no contestaba salió del kiosco y le manifestó a su niñera que lo esperaba afuera, que la señora no lo atendía. Ésta entró, vio que la mujer estaba como desvanecida y llamó presurosa al hospital. Al llegar la ambulancia al lugar se comprobó que Graciela Mosconi estaba sin vida, presumiblemente a causa de un ataque cardíaco, que luego se certificó.
Era Graciela Mosconi una mujer amable, alegre y sumamente trabajadora, aunque no por eso descuidaba a sus tres hijos, un varón y dos mujeres, la más chica de 12 a los que adoraba y que eran su debilidad. Supo tener años atrás una boutique llamada «Melody» de ropa femenina, y se dedicó a su vez a vender rifas y a colaborar con su marido en la atención del negocio. Su padre fue un organizador de carreras de caballos muy conocido en la zona, que organizó numerosas carreras en Carlos Casares.
Con Graciela Mosconi se va una esposa y madre ejemplar, una vecina que cosechaba amistades y simpatías, alguien muy querido, cuyo fallecimiento dio motivo a innumerables expresiones de dolor y deconsuelo. Se fue muy joven de este mundo, que Dios la tenga a su lado.