Cadret, la mítica localidad de la zona sur de nuestro partido se ha distinguido de los restantes pueblos del interior por su dependencia, en cierta medida, de la estancia La Media Luna y obviamente de su fábrica de quesos, ambas generadoras de una fuente de trabajo que fue la savia de Cadret, a las que sus pobladores estuvieron ensamblados a tal punto de que la estancia y la localidad parecían ser una misma cosa.
Allá por los años 30 con su millar de habitantes, sus calles mostraban movimiento, sus comercios eran prósperos, su economía era sana, y su gente amaba esa forma de vida, intentando siempre dar un paso más adelante, guiados por conocidos dirigentes y apoyados por familias tradicionales que se desvivían por lograr pequeñas conquistas que les permitieran mayor bienestar y calidad de vida.
Han pasado 100 años de aquel parto que le dio vida, y si bien hoy Cadret lucha denodadamente por la sobrevivencia, la ruptura de aquella sociedad con la estancia que parecía indestructible la ha golpeado duramente, y seamos sinceros, hasta tal punto de que llegó a pensarse que ante el cierre de la fábrica, Cadret irremediablemente iba a morir.
Una muerte anunciada que no se dio, un augurio funesto que afortunadamente fortaleció a aquellos que lejos de bajar los brazos capearon el temporal, y aquí están celebrando con júbilo los 100 años de la localidad, y esperanzados en un futuro mejor.
Sin rencores para aquellos que abrumados por la falta de trabajo dejaron el pueblito que los vio nacer en busca de otros destinos, cargados de nostalgias, pero cediendo a una realidad que no les daba otra posibilidad que la de partir hacia otros horizontes.
Hoy Cadret no será aquella localidad pujante que supo sumar mil almas y más de 400 viviendas, pero es sin embargo un pueblo con destino, que ha sacado fuerzas de la adversidad y que hoy es capaz de festejar su cumpleaños centenario y congregar a todos aquellos que tejieron su rica historia.
Vaya nuestro homenaje a sus pobladores, también a quienes emigraron en búsqueda de otros destinos pero dejaron en Cadret su corazón, y a quienes ya no están pero tanto hicieron y tanto soñaron por un futuro mejor.
¡Salud Cadret!, por otros 100 años, y por los mejores momentos de estos 100 que transcurrieron.