Existe el bullyng en las escuelas locales, se ve hostigamiento y acoso escolar, matonaje con saña, violencia en demasía y rebeldía?.
Si, existe, se ven todas esas manifestaciones, y si bien no transcienden demasiado por distintas razones, lo que sucede en Buenos Aires, en centros urbanos importantes y hasta en localidades del interior como el caso de Junín, también se ve en Casares.
Lo ocurrido en Junín, donde una jovencita alumna de una escuela nocturna fue muerta a golpes por sus compañeras escapa a todo nivel de comprensión. Si bien antes las peleas en las escuelas tenían como protagonistas a los varones exclusivamente, o a lo sumo un tirón de pelos entre mujeres, la gresca escolar, el hostigamiento, las burlas, los insultos y las contiendas a trompadas, patadas y arañazos, y hasta el uso de armas, es ahora también patrimonio de las mujeres, que se disputan liderazgos, se agrupan en barras, acosan y matonean, para terminar trenzadas en peleas cuerpo a cuerpo cual si fueran varones.
Pero no se había oído nunca de que la alumna de un colegio resultara muerta por un caso de bullyng. «No la quisieron matar», se escucharon algunas voces, cuanto no solo le dieron patadas y trompadas y hasta una cuchillada, sino que le aplastaron la cabeza contra una pared. ¿No la querían matar?.
Volviendo a Casares hemos consultado a docentes que aceptaron la existencia del bullyng, pero prefirieron no hablar demasiado, ocultar en cierta manera su existencia «porque puede perjudicar a la escuela».
Sólo queda esperar que esas maestras o profesores que están en conocimiento de esas prácticas que ya no sólo involucran a varones sino también a mujeres, ejerzan los controles y vigilancia necesarios para que las cosas no lleguen a mayores. Y que los padres también vigilen a sus hijos, no hagan causa común con ellos cuando no tienen razón, no se enganchen en sus mentiras, averigüen y si ven que algo no está bien actúen. Ya no hablamos de peleas «de chicos», estamos hablando de muerte, de una modalidad cuasi criminal, que probablemente una gran mayoría de los chicos que concurren a las escuelas no aprueban, pero que consienten como partícipes silenciosos, siendo espectadores de escenas de violencia y descontrol cuyos resultados son alarmantes.
El mundo ha cambiado para bien y para mal, el bullyng se inscribe en un contexto de violencia generalizada al que no son ajenos los chicos, los que comienzan intimidando, aplicando poder en los más débiles, maltratando y agrediendo, a veces en una suerte de tortura psicológica, y otras a través de la violencia y el castigo.
No es un caso menor, ocultarlo es un error, debe ser detectado y combatido. Lo de Junín es el peor de los resultados..