Un hincha de fútbol domiciliado en Clorinda (Formo-sa) cayó muerto de un fulminante ataque al corazón al retornar de Rio de Janeiro luego de haber ido a presenciar el partido de Argentina con Bosnia.
¿Muerte súbita?, no se descarta, era joven, sano y no tenía antecedente alguno que pudiera predecir semejante desenlace.
Se llamaba Sergio Enrique Cabrera, conocido entre sus amistades como «Burrito», había logrado con gran esfuerzo, como miles de argentinos, cumplir su sueño de llegar a Brasil para ver a la selección en la copa del mundo.
Sus fotos de Facebook paseando por las playas de Copacabana, en Río de Janeiro, ilustraban con elocuencia la indescriptible felicidad que sentía encontrarse en la máxima fiesta del fútbol mundial. Alojado junto a un amigo en Río de Janeiro, había viajado en colectivo hasta Belo Horizonte, para ver la sufrida victoria y clasificación de la albiceleste a octavos de final de la Copa del Mundo.
Nadie hubiera imaginado que de retorno a Río de Janeiro y tan prematuramente, la muerte haya sorprendido a “Burrito”, que según sus amigos, entró pocos minutos antes de arribar a la terminal al sanitario, de donde ya no pudo salir con vida. Sufrió un ataque fulminante del que no logró sobrevivir.
Estudiaba abogacía, era funcionario del Honorable Concejo Deliberante, activo dirigente del peronismo y miembro de la filial del Club River Plate, del que era muy fanático.
No murió por haber hecho esfuerzo alguno, aunque el partido con Bosnia, como bien puede decirse, tuvo a todos los expectadores y en general a los argentinos, con el corazón en la boca.