Un viejo proverbio dice que «mejor que dar pescado es enseñar a pescar», y tiene que ver seguramente con que todo aquello que se consigue fácilmente, sin ningún esfuerzo, no es apreciado por quien lo recibe como cuando lo consigue con trabajo y dedicación, cuando ha tenido que transpirar para lograrlo.
Vaya este proverbio para relacionarlo con la reciente adjudicación de la 1ra. etapa del Barrio Cooperativo «Presidente Néstor Kirchner», celebrada días pasados en un concurrido acto en el Salón Blanco Municipal.
Los adjudicatarios de dichas viviendas, integrantes de las cooperativas de trabajo de nuestra ciudad, se han hecho acreedores a las mismas, no a manera de obsequio o mediante el pago de cuotas irrisorias a plazos interminables, sino poniendo el cuerpo, sus manos y la voluntad mediante un trabajo disciplinado, en equipo y solidariamente. Se han insertado en la cultura laboral como una herramienta indispensable para poder progresar, y así lograr un sueño que parecía imposible, el de la casa propia.
Y así, como puede observarse que las cooperativas funcionan, que las políticas de inclusión social son necesarias, que los planes de ayuda social también, en forma paralela debe fomentarse la cultura del estudio como una herramienta indispensable para el progreso y realización de los individuos.
Sobrados ejemplos existen en nuestra ciudad de barrios enteros adjudicados a vecinos cuyo único esfuerzo fue anotarse y esperar verse favorecidos con una vivienda. No se estimuló el trabajo ni el sacrificio, y tal vez por esa razón, porque pudieron acceder sin compromisos a una vivienda, muchos de esos beneficiarios luego las vendieron por monedas desvirtuando el verdadero fin social de tales obras.
Justo es decirlo, otros adjudicatarios entendieron la importancia de la obra realizada, sumando su esfuerzo para mejorarlas, ampliarlas y mantenerlas, como quien mantiene aquello que le ha costado mucho sacrificio.
No caben dudas que los cooperativistas a los que acaban de adjudicarles las viviendas, son conscientes que ese hogar que muy pronto podrán disfrutar, es obra de su propio trabajo, que el Estado no les regaló el pescado, sino que les enseñó a pescar.